Entre los 14 y 18 años, el cáncer más frecuente es el linfoma de Hodgkin y los tumores óseos, mientras que en los más pequeños predomina la leucemia y los tumores del sistema nervioso central.
Los casos de adolescentes, unos 350 nuevos cada año, tampoco se incluye en su totalidad en el registro de tumores infantiles, lo que dificulta su investigación, y a ese problema se suma la escasez de recursos, según el jefe de Oncología Pediátrica del Hospital Niño Jesús, Luis Madero.
"Por cada 100 cánceres de adultos, hay uno pediátrico. Y eso nos lleva a que la investigación en el cáncer pediátrico, tradicionalmente, ha tenido muchos menos recursos, económicos y asistenciales, de personas que se quieran dedicar a la investigación en pediatría", ha afirmado.
Tampoco los ensayos clínicos en niños están al mismo nivel que en adultos, ni todas las unidades pediátricas cumplen los criterios europeos de calidad. Por eso, los oncólogos infantiles apuestan por la creación de centros de referencia que aglutinen la mayor experiencia, aunque sea a costa de una concentración territorial.