El intento de Estados Unidos de incluir a las principales potencias regionales, más allá de Rusia, en la negociación para lograr un alto el fuego en la ciudad siria de Alepo no dio un resultado inmediato y la reunión que mantuvieron hoy concluyó sin ningún acuerdo.
Washington convocó a los ministros de Exteriores de Arabia Saudí, Catar, Egipto, Irán, Iraq, Jordania, y Turquía, además de Moscú, a una reunión en la ciudad suiza de Lausana con ese fin.
El objetivo declarado del encuentro era intentar alcanzar algún tipo de acuerdo que permitiera poner fin a la intensa ofensiva contra Alepo, la principal urbe del país antes de la guerra, y que está siendo bombardeada sin cesar desde hace tres semanas.
La ofensiva ha causado medio millar de civiles muertos, centenares de heridos y ha destruido gran parte de los hospitales de la parte oriental de la ciudad -controlada por la oposición- en la que se estima sobreviven 275.000 personas.
Tras cuatro horas y media de reunión, los ministros abandonaron el hotel sin haber alcanzado ningún acuerdo concreto.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo a la prensa que la reunión había sido "constructiva", que los ministros se habían despedido "con muchos deberes", y puntualizó que éstos debían "hacerse rápido".
Agregó que hay "urgencia de intentar encontrar algo que funcione más allá de la acción militar" en Alepo y que los ministros presentes "hicieron sugerencias que pueden servir para establecer nuevas estrategias".
Por su parte, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, que ayer advirtió que venía a la reunión sin ninguna expectativa, se limitó a decir que habían acordado "seguir en contacto" y reunirse de nuevo lo antes posible.
"Hubo algunas ideas interesantes que se discutieron en este círculo, que representa a una serie de países que pueden influir de manera importante en la situación, y hemos acordado continuar en contacto en los próximos días", afirmó Lavrov.
El ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, salió con una opinión más crítica y lamentó que la reunión hubiese concluido sin ningún resultado dada los desacuerdos entre los participantes sobre cómo debe concretarse el cese de la violencia.
"La gente de Siria está atrapada entre la hambruna y los ataques del régimen. Cuando hay una reunión como ésta, todo el mundo tiene algunas expectativas, pero estas expectativas no se concretaron en nada. Aquí no ha habido ningún acuerdo sobre cómo implementar ninguna decisión", sentenció Cavusoglu.
Esta convocatoria fue el último intento de Washington de mostrar que sigue comprometido con el objetivo de detener el conflicto en Siria en general y en Alepo en particular, más allá de las desavenencias con Moscú.
Estados Unidos y Rusia alcanzaron el pasado 9 de marzo un acuerdo para un alto el fuego en Siria y si éste duraba más de una semana debían igualmente comenzar ataques coordinados contra el grupo terrorista Estado Islámico.
El cese de hostilidades no duró más que unos días y justo después el Ejército sirio, apoyado por la Fuerza Aérea rusa, comenzó la ofensiva contra Alepo.
Ante esa demostración de su compromiso con la victoria del régimen de Bachar al Asad, la Administración estadounidense suspendió hace dos semanas la cooperación bilateral con el gobierno de Vladimir Putin.
Además, Kerry, acusó recientemente a Rusia de estar cometiendo crímenes de guerra por bombardear objetivos civiles y hospitales en Alepo.
A pesar de esta fuerte desavenencia, Washington volvió a convocar a Moscú a una reunión, aunque esta vez rodeado de las potencias regionales, en un intento de modificar el formato, confiando en que los resultados podían ser distintos.
Ni tan siquiera la inclusión de Irán -gran aliado del régimen sirio y activo en la lucha armada en el país- logró destrabar la negociación.
Teherán alcanzó el año pasado con los países occidentales un acuerdo entorno a su programa nuclear y desde entonces, y a pesar de su vinculación con el régimen de Asad, es considerado por la comunidad internacional como un interlocutor válido.
El enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, que intenta infructuosamente desde hace dos años poner fin al baño de sangre en Siria, que ha causado más de 400.000 muertos y 12 millones de desplazados y refugiados, se fue del hotel sin tan siquiera hacer una declaración.