Aunque las mayoría de las víctimas con civiles, entre ellas también se encuentra "un número de miembros de las fuerzas de seguridad" que vigilaba la marcha, según un comunicado del Ministerio del Interior afgano.
La explosión se produjo en la zona de Dehmazang de la capital afgana y "se teme que las víctimas sean más", indicó una fuente policial que pidió el anonimato.
El ataque tuvo lugar durante una manifestación de miles de afganos, la mayoría hazaras, que discurría entre fuertes medidas de seguridad en protesta por un proyecto eléctrico del Gobierno que excluye a una provincia de esta minoría, de la rama islámica chií.
Las autoridades habían cercado el recorrido con la colocación de grandes contenedores y la marcha se había dirigido al palacio presencial, aunque el dispositivo de seguridad impidió el paso sin que se produjeran incidentes.
El canal de televisión afgano Tolo informó de que el ataque tuvo lugar hacía las 14.30 hora local (10.00 GMT) cuando miembros de la organización convocante, el denominado Movimiento Visionario, reagrupaban a los manifestantes en la zona de Dehmazang.
De acuerdo con fuentes oficiales citadas por este medio, fueron tres los atacantes, uno de los cuales consiguió hacer explotar los explosivos que llevaba, otro falló en su intento y el tercero fue abatido por miembros de la agencia de inteligencia afgana NDS.
El suicida que detonó los explosivos iba vestido con un burka y se encontraba entre los manifestantes, según relataron testigos presenciales a este canal.
La organización no gubernamental Amnistía Internacional, en un comunicado, calificó la acción como "un ataque horrible contra manifestantes pacíficos, que demuestra la absoluta falta de respeto que los grupos armados tienen por la vida humana".
"Estos ataques son un recordatorio de que el conflicto en Afganistán no está decreciendo, como algunos creen, sino aumentando", sentenció.
La comunidad hazara de Afganistán, un país predominante suní en el que los chiíes conforman el 9 % de la población, ha sido objeto de diversos secuestros en grupo y asesinatos sectarios por parte de los talibanes y otros grupos insurgentes en los últimos dos años.