TRASHUMANCIA

La Trashumancia extremeña en tránsito de ser Bien de Interés Cultural

La trashumancia es uno de los fenómenos económicos, sociales y culturales que "más identifican" a Extremadura dentro y fuera de ella.

Redacción

Extremadura | 08.06.2022 04:27

Ovejas
Ovejas | Sinc

El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publica una resolución de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta, por la que se incoa expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) con carácter de Patrimonio Cultural Inmaterial la Trashumancia en la comunidad autónoma.

Tal y como se recoge en el texto, la trashumancia es uno de los fenómenos económicos, sociales y culturales que "más identifican" a Extremadura dentro y fuera de ella, posibilitando además un complejo cultural que descansa en el traslado cíclico del ganado desde el norte peninsular a los pastos invernales extremeños.

Así, la importancia de la trashumancia va "más allá" de unas meras coordenadas socioeconómicas, subrayando el sustantivo legado cultural que se genera en Extremadura como consecuencia de ese continuo trasiego por las cañadas y cordeles, no sólo del ganado, sino de las ideas, las costumbres o la religiosidad, en definitiva, de la cultura en el sentido amplio del término, explica en nota de prensa la Junta de Extremadura.

Desde su institucionalización en el siglo XIII, con la aparición y desarrollo del Honrado Concejo de la Mesta, hasta la actualidad, el desarrollo y pervivencia de una actividad surgida en el Paleolítico se ha materializado en el paisaje en una vasta red pecuaria, una red de comunicaciones con una longitud de 7.200 kilómetros que cubre una superficie aproximada de 30.000 hectáreas repartidas por las dos provincias extremeñas, según se recoge en el Catálogo de Vías Pecuarias de Extremadura.

La trashumancia puso en contacto a distintas y distantes regiones, durante lapsos prolongados en el tiempo, lo que generó una suerte de sincretismo que ha forjado muchos elementos comunes que confieren identidad a la cultura pastoril. Su impronta, constatable en diferentes aspectos, se materializó en las vías pecuarias, auténticos ejes articuladores de un paisaje definido por estos corredores naturales y caminos que van a posibilitar "un continuo intercambio cultural, social y económico".