La Semana Santa de Orihuela es una de las manifestaciones religioso-culturales más relevantes de España. Fue declarada de Interés Turístico Internacional en 2010, y cuenta con una serie peculiaridades que la hacen única en el mundo. Ejemplo de ello son las tradiciones que hoy, desde siglos, todavía perduran.
Una de las procesiones más sobrecogedoras es la que se vive el Jueves Santo a partir de las once de la noche: la del Santísimo Cristo del Silencio. En ella pueden verse dos largas filas de cofrades, ataviados con hábitos capuchinos, cubiertas sus cabezas, caminando entre la multitud en el más absoluto silencio.
Es al paso de esta imagen que el visitante puede escuchar, en medio de una atmósfera de profundo respeto, una de las notas características de la Semana Santa oriolana: el llamado Canto de la Pasión.
Dentro de las tradiciones religiosas, resalta otra procesión: la del Santo Entierro de Cristo, el Sábado Santo. Propuesta como Patrimonio de la Humanidad, es probablemente la procesión de mayor singularidad de la Semana Santa de Orihuela. Remonta sus orígenes a principios del siglo XVII, cuando, con el fin de reconocer los méritos, honor, lealtad y amor por la ciudad, el Gobierno de la ciudad decide nombrar al Caballero Cubierto.
Otra de las tradiciones es la que representa la llamada Centuria Romana. Cada día, puede verse a un grupo de soldados romanos que, con luminosos y espectaculares trajes, va cerrando la procesión. Una vez concluida la misma, es costumbre que los espectadores se dirijan en masa a la Plaza del Marqués de Rafal, donde la Centuria tiene por costumbre realizar, al ritmo de cornetas y tambores, el llamado “caracol”