Ni el frío, ni el viento, y durante algunos minutos, ni la lluvia, pudieron con las más de 15.000 personas que no faltaron a la cita anual con Villalar de los Comuneros. La pequeña localidad vallisoletana se convirtió de nuevo en el epicentro de Castilla y León en una fiesta marcada, más que nunca, por la crisis y el espíritu reivindicativo, en el que los desempleados se convirtieron en una referencia continúa. También en el Manifiesto, en que se pedía que el estado de bienestar no peligre para las próximas generaciones. Una jornada sin incidentes destacables y con programación especial en. Onda Cero.