La etapa del Grupo Pachuca al frente del Real Oviedo está viviendo su momento más crítico. Todo lo acontecido desde el ascenso a Primera División se ha convertido en u ejercicio demoníaco que ha quebrado la confianza de la afición en los dirigentes aztecas y que señalan de forma especial al máximo mandatario, Jesús Martínez.
El último capítulo se está viviendo con la sucesión de Luis Carrión en el banquillo. Martínez quiso a Almada desde el primer momento y se movió para conseguirlo. El presidente del Grupo Pachuca está llevando las riendas de todo en primera persona, dejando al margen a todos sus hombres de confianza en Oviedo. Sólo su asesor personal, Rafael Monge, parece tener capacidad de influencia sobre él en estos momentos y también avaló al técnico uruguayo al que representó en su etapa de agente futbolístico.
Durante la jornada de ayer hubo un momento en el que el acuerdo entre el conjunto azul y el Valladolid parecía cerrado, pero unas horas más tardes todo se volvió a romper. Las aspiraciones económicas de los dirigentes del conjunto pucelano parecieron quedar fuera de lo que estaban dispuestos a pagar y todo volvió a la casilla de salida.
Martínez no renunció nunca a imponer su criterio, aunque sea con otro nombre. Eduardo Berizzo es un entrenador del gusto del dirigente azteca, que además está sin equipo, y que estaría encantado de volver a trabajar en España, donde ya lo hizo dirigiendo a Celta, Sevilla y Athletic de Bilbao. Discípulo de Marcelo Bielsa, estuvo al frente de León y guarda una gran relación personal con Martínez.
Luis García Plaza fue otro nombre que estuvo en la palestra, pero en su caso siempre pareció más un deseo de la afición que otra cosa.
Almada volvió a coger fuerza en las últimas horas y si no hay ningún contratiempo se anunciará su llegada de forma inminente, aunque quizás no llegue a tiempo de dirigir el entrenamiento programado para hoy a las 15.30 horas y en ese caso sería Roberto Aguirre, entrenador del Vetusta, el encargado de hacerlo.

