La propuesta es de Vox, cuya portavoz, Sara Álvarez Rouco, asegura que ya sabían que la izquierda rechazaría la iniciativa, aunque no entiende la "hostilidad". Pero defiende que es la bandera ampara las libertades y derechos recogidas en la Constitución, y por ello no debemos tener reparos en visibilizar. Rechaza las críticas recibidas que consideran esta iniciativa innecesaria o que genera un gasto inútil. Rouco entiende que hay muchos gastos superfluos y lamenta que se critique el relacionado con una bandera que "ampara a todos". Afirma que Vox no tendría problemas, es más, apoyaría, que al lado de esta gran bandera de España se colocase la bandera de Asturias. Reconoce también que las banderas están en general rodeada de polémicas, como la bandera LGTBI que se cuelga a veces del balcón del Ayuntamiento y que su partido siempre ha criticado.
Desde la izquierda relacionan la polémica no con la bandera sino con quienes la piden o apoyan. El Psoe acusa a Vox de pretender utilizar un símbolo nacional para desunir y repartir "carnets de españolidad". Izquierda Unida defiende la pluralidad de la España actual. Y Podemos cree que esta "fanfarronada" de "las derechas" demuestra que el tamaño que para algunos tiene el país. El equipo de gobierno, de Foro y PP, critica tanto a quienes intentan "apropiarse" de la bandera como a quienes rechazan la banderona por simple costumbre. Aunque no sea, reconoce, una iniciativa urgente o necesaria, es un símbolo que nadie puede poner en duda, dicen.
Parece claro que la polémica de la bandera tiene tintes políticos de los que es difícil huir. Desde la sociedad española de vexilología, la ciencia que estudia las banderas, explican que esta polémica partidista nació en la segunda República, bajo cuyo régimen se implantó la "tricolor". Desde entonces parece haberse instaurado la idea de que la bandera de España "es de monárquicos y de derechas" y la bandera republicana "de izquierdas". Algo que nace de una idea falsa, pero José Carlos Alegría, ex presidente de la sociedad y gijonés, pero que al tratarte se un símbolo, es habitual que esté rodeado de polémica. Porque lo que sucede en Gijón no es algo excepcional en España. Está convencido de que una mayoría acepta iniciativas como la aprobada, aunque las minorías suelan hacer mucho ruido, y para evitar más problemas cree que lo mejor sería que la banderona no incluya el escudo. Sea simplemente nuestro reconocido rojo y amarillo.
No está confirmado cuándo se instalará la banderona ni si finalmente será en el Humedal, como proponía Vox.