Es un espacio natural de 110 hectáreas que cuenta con atractivos naturales como los bosques de ribera, por los que es una gozada pasear, asegura Miguel Ipas desde la Asociación Legado Expo. Se trata de un parque especial, porque no se encuentra integrado en el propio núcleo urbano, que se diseñó para acoger a gran cantidad de visitantes, atraídos por una amplia variedad de actividades, gestionadas en un modelo de concesiones que no ha cuajado.
El canal de aguas bravas y el de aguas tranquilas, la actividad hípica, Las Playas, los huertos urbanos o el spa fueron algunas de las iniciativas destinadas a atraer visitantes, pero el sistema de concesiones no ha dado el resultado esperado, siendo especialmente llamativo el Canal de Aguas Bravas, que comenzó su actividad con un importante retraso por problemas de filtraciones y ya no dejó de dar problemas.
La desaparición de la Sociedad Desarrollo Expo, que gestionaba todo lo relacionaba con el Parque de Agua no fue buena para el parque. Las concesiones se repartieron entre distintas áreas municipales y el mantenimiento se vio resentido. Hay vallas rotas y zonas donde abunda la maleza. La creación del Parque abrió también un espacio para empresas que trasladaron su actividad a esta zona comercial. El Teatro Arbolé fue una de esas firmas. En 15 años, su director, Esteban Villarrocha, asegura que más de un millón de espectadores han pasado por su teatro, pero también habla de abandono y pide que el Ayuntamiento invierta para aprovechar el potencial de este espacio.
