El procesado, en el inicio del juicio que se celebra en la Audiencia de Huesca por el crimen de Rokhaya Diop, ha afirmado que no recorbada haber cogido un cuchillo en la cocina del domicilio ni apuñalado momentos después a su expareja ante los ojos de los dos hijos menores de ambos. Mamadou D ha explicado que la víctima, desde que se casaron en 2009, comenzó a interesarse por conseguir "papeles" para legalizar su situación en España, y que una vez que los obtuvo "ella lo cambió todo".
Ha admitido que en 2017 fue denunciado por la víctima por malos tratos, aunque ha comentado a renglón seguido que no la golpeó nunca y que la causa fue archivada. El acusado ha explicado que finalmente optó por irse a vivir a la localidad de Binéfar porque seguía escuchando "voces" que le pedían que matara su expareja. El día en el que ocurrieron los hechos, el 25 de noviembre de 2018, Mamadou viajó con sus dos hijos menores desde Binéfar a Monzón después de pasar el fin de semana con ellos y entabló una discusión con ella que derivó en la agresión. El procesado ha explicado que esa madrugada se despertó llorando a causa de las referidas "voces", que le insistían, "en castellano", en que matara a su mujer.
La representante fiscal y la letrada de la acusación califican los hechos como un presunto delito de asesinato con las agravantes de parentesco y de género y solicitan para el procesado 25 años de prisión, 10 años de libertad vigilada e indemnizaciones para los cuatro hijos de la mujer, dos de una relación anterior, por un valor total de medio millón de euros.