Según indica el doctor Manuel González Correa, especialista en Cardiología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, los chequeos médicos son una herramienta indispensable para la detección y prevención de posibles enfermedades cardiovasculares, aunque también para la valoración del riesgo a sufrirlas. “Con la realización de un chequeo médico podemos descartar la presencia de enfermedad cardiovascular establecida que haya cursado de forma asintomática, así como llevar a cabo una estimación del riesgo de padecerla, el cual se establece considerando ciertos factores, como son la edad, sexo, país de procedencia, tabaquismo presión arterial, niveles de colesterol”, añade.
El doctor González Correa explica que “la evaluación del riesgo cardiovascular se inicia por una determinación de lípidos en sangre y la valoración de la presión arterial, lo cual nos dará una primera estimación del riesgo asociado a la anamnesis, en la que se establece los antecedentes familiares, el hábito tabáquico y el nivel de ejercicio físico que practica”. Más allá de estos factores, se deben tener en cuenta otros como la diabetes, niveles elevados de lipoproteína A sérica (colesterol), sufrir de un trastorno del colesterol de origen genético con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular o tener constancia, mediante determinadas pruebas médicas, de presencia de grasa o arteriosclerosis en nuestro sistema arterial.
En base a esos parámetros se estima un nivel de riesgo de padecer en enfermedad cardiovascular en los próximos 10 años y, en base al mismo, se establecen las recomendaciones de tratamiento preventivo. Para su evaluación, indica el doctor González Correa, existen pruebas que ayudan a indagar sobre una posible patología cardiovascular, como son “la ecocardiografía Doppler color, el grosor íntima-media en troncos supraaórticos, el índice tobillo-brazo, para ver la diferencia de presión arterial entre ambas, o la medición de la cantidad de calcio en las arterias del corazón, ya que se asocia a la creación de depósitos de grasa en las mismas”.
Actualmente, los factores de riesgo más comunes son la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, el tabaquismo, la diabetes mellitus y el sedentarismo, sin tener en cuenta la edad, que, de por sí, es un factor no modificable. Así, el doctor González Correa recuerda que además de esto, la obesidad y el estrés se han convertido en una consecuencia del estilo de vida actual que tienen un impacto negativo directo en la salud cardiovascular. “Hoy en día sabemos que padecer obesidad o sobrepeso y mantener un nivel de estrés de forma crónica y mantenida a lo largo de los años lleva asociada una mayor incidencia de factores de riesgo nocivos para nuestro sistema cardiovascular”, concluye.