PODCAST DE ONDA CERO MARBELLA

Iconos otrora de la Costa del Sol

La Costa del Sol también tiene parte de lo que se ha hecho famoso bajo el nombre de “la España vaciada”; lugares antaño importantes por su propia historia, por su riqueza cultural o simplemente porque formaron parte de la vida de su alrededor. En estos minutos que tenemos por delante vamos a intentar conocer algo más sobre tres de ellos; intentar, digo, porque no crean que es fácil saber el origen exacto de algunos. El paso del tiempo ha herido también su memoria, no escrita o no localizada, hasta el punto que las referencias más antiguas que encontramos son las que nos transmiten los testigos, moradores, que todavía viven.

En Iconos otrora de la Costa del Sol nos vamos a la ermita de Los Monjes, en Marbella; el Cerezal, en Ojén; y a la finca La Máquina, en Benahavís.

Alfonso Olaso

Marbella | 10.06.2022 11:16

Desde el colegio Xarblanca se baja por un camino hormigonado hasta el arroyo Guadalpín para subir después hacia la sierra por un sendero que a los dos kilómetros más o menos encuentra la ermita Los Monjes. Es un lugar que nuestro interlocutor frecuenta a menudo; le parece incluso un paraje con cierto aroma mágico. No se sabe a ciencia cierta cuándo se levantó. No hay documento alguno que lo detalle. La referencia más antigua de la que hay constancia es del siglo XVII con los franciscanos pobres como protagonistas, según Javier Soto, actual presidente de Cilniana.

Soto cree, por los trabajos de campo que ha hecho y por su propia experiencia, que la construcción original data de antes del siglo XVI.

Era, en cualquiera de los casos, una ermita famosa en aquella época porque se decía de ella que era milagrosa, una cualidad entonces, en esos años tan católicos y religiosos en general.

Pero cuando los pocos frailes que quedaban se fueron, la Iglesia -con mayúscula la “i”- se hizo cargo de ella y se la cedió a Francisco Granados.

Entrado ya el XIX, perdió su fama de milagrera y empezaron unos años que la llevaron hasta su casi definitivo abandono.

Y así lleva desde entonces. Hace unos años, Soto y una treintena de personas formaron una plataforma que limpió el lugar. Pero poco más se ha hecho en un espacio al que nuestro guía le daría este uso.

Nos situamos ahora al norte del casco urbano de Ojén, por el camino de tierra que parte de la urbanización El Chifle; a un kilómetro hay una salida a la derecha por la que nos encontraremos, a unos 500 metros, con nuestro segundo punto de encuentro hoy: el Cerezal. Como muchos otros lugares similares repartidos por las zonas montañosas de la comarca, su origen está en el cuidado de la sierra, según cuenta el alcalde ojeneto, José Antonio Gómez.

El Cerezal de Ojén, que está en un terreno de unas tres hectáreas de extensión en total, está dispuesto en dos plantas de unos 60 metros cuadrados cada una, ahora mismo en un estado bastante deteriorado después de 40 años sin uso. El Ayuntamiento lo cuidó hasta que expiró la cesión que le había concedido la Junta de Andalucía. El consistorio tiene ahora en mente un nuevo proyecto a la espera de que el Gobierno regional le pueda conceder una nueva concesión.

Mientras tanto, sigue limpiando la zona porque es lugar habitual de visita de familias en fin de semana, aprovechando los merenderos cercanos que existen desde aquella primera vez en que el consistorio ojeneto tuvo la concesión. Es todo un emblema para Ojén, punto de partida de algunas rutas de senderismo, sin valor arquitectónico pero compensado por todo el que tiene simbólico y emotivo.

Llegar al tercer otrora icono de la Costa del Sol es más complicado. Subiendo el Meliche, hay que encaminarse como si fuéramos a ver el Castaño Santo. Y luego hay dos opciones: al llegar al conocido como “primer merendero” coger el camino de la izquierda o subir hasta Venta Quemá y girar a la derecha para bajar por el Pimpollar. Después de unas cuantas desviaciones llegaremos al caserón conocido como La Máquina. Estamos en municipio de Benahavís, pero nos hace de guía un panocho, José Miguel Naranjo. Tiene 90 años y pasó parte de su niñez yendo a trabajar con su padre.

Eran los años 40. Deducimos por sus palabras que el sitio era conocido como “El Conde” por aquel entonces. Pero ¿de dónde viene lo de “La Máquina”?

Y si es complicado llegar ahora hasta este bonito paraje, con unos naranjos y junto al río Guadaíza, imaginen hace 80 años.

Son tres de los muchos lugares de la Costa del Sol caídos en el olvido después de haber tenido un lugar importante en su historia o simplemente en el corazón de muchos de sus habitantes.