La genialidad de Aspas mantiene al Celta en zona de Liga de Campeones

El Celta se adueñó del balón desde el inicio pero apenas creó peligro a un Espanyol bien plantado, con dos líneas de cuatro muy juntas y esperando su oportunidad al contraataque o en una acción a balón parado.

Movían el balón los jugadores de Berizzo de un lado a otro pero no encontraban la manera de superar el muro defensivo del Espanyol. Su primera aproximación con peligro llegó en el minuto 27 con un disparo demasiado cruzado del belga Bongonda.

Pero cuando los celestes parecían tener más controlado el duelo, despertó el equipo catalán, que rozó el gol sobrepasada la media hora de juego, primero con un centro de Fuentes al que no llegó por poco Víctor Álvarez y después con un remate de cabeza de Álvaro que despejó Sergio Álvarez.

Reaccionó rápido el Celta, que volvió a generar peligro explotando una internada del danés Wass por la banda derecha que no acertó a finalizar Bongonda. Y poco después fue Nolito el que le perdonó la vida al Espanyol al rematar demasiado flojo ante Pau López.

Buscaba con ansia el equipo vigués el gol, y lo encontró al filo del descanso con una obra de arte de Iago Aspas: cogió la pelota en el centro del campo, se marchó con calidad del central Álvaro y con una espectacular vaselina levantó a los aficionados de sus asientos.

Al minuto de la reanudación el Celta se quedó con diez por la expulsión del chileno Tucu Hernández, pero ni eso hizo despertar a un triste Espanyol. Al equipo de Sergio González, que venía de ofrecer una pobre imagen ante el Levante, sólo lo salvó la falta de puntería de su rival.

Y es que los celestes dispusieron de numerosas ocasiones para sentenciar el encuentro, pero unas veces los palos (Aspas en el 47 estrelló su disparo en el larguero y Bongonda en el 61 en el poste) y otras la falta de acierto de Nolito (min.50) y Aspas (min.52) alargaron el sufrimiento gallego y dieron vida al Espanyol.

En los últimos instantes el equipo catalán se volcó y pudo conseguir el empate con un remate de cabeza de Raillo que despejó Sergio Álvarez con una espectacular estirada.