Al finalizar con tres puntos como tercera del grupo A tras Francia y Suiza, el pase a octavos de la selección albanesa queda a expensas de lo que ocurra en el resto de los grupos, puesto que sólo se clasifican los cuatro mejores terceros.
El combinado de Anghel Iordanescu, que partía como favorito porque nunca había perdido contra el conjunto balcánico, naufragó en su intento de alcanzar la siguiente fase. Con una victoria se hubiera clasificado dado que contaba con el punto que logró en su empate a uno con Suiza. Pero su juego no estuvo a la altura y cayó ante el mayor empuje de los albaneses.
Era un partido a vida o muerte y los dos equipos salieron a morder. El combinado rumano comenzó llevando la iniciativa, pero se encontró con un rival muy agresivo. La selección albanesa neutralizó la mayor calidad técnica rumana a base de patadas. A los seis minutos, Basha se apuntó la primera amarilla del partido al imprimirle a Hoban los tacos en la espalda.
El sistema de juego de la escuadra albanesa se asemeja mucho al de la italiana, no por nada tiene en su banquillo al transalpino Gianni de Biasi. Albania defiende en bloque de manera muy ruda, al límite, y en cuanto recupera el balón se lanza al contraataque.
La selección rumana sólo contó en la primera mitad con una ocasión de gol. Un disparo de Stancu que paró Berisha sin problemas. Albania, en cambio, cada vez que robaba el balón hacía temblar a la defensa rumana.
A los 23 minutos armó un contraataque de libro que Lenjani inexplicablemente no logró culminar. Su remate, con el portero ya batido, se le fue a las nubes. Y Poco después Memushaj dejó sentado con un recorte en el área a Chiriches, pero lo logró disparar con fuerza y Tatarusanu paró sin problemas.
Fueron dos avisos que anticiparon lo que ya se veía venir. A falta de dos minutos para el descanso, Agolli sorprendió a la defensa rumana con un gran centro de rosca al segundo palo, donde esperaba completamente sólo Sadiku. Su cabezazo fue impecable ante la salida a la desesperada de Tatarusano.
La afición albanesa enloqueció con el primer gol de su selección en una fase final de una Eurocopa y volvieron a aparecer bengalas en las gradas. Una de ellas cayó al césped. Tras el descanso, Iordanescu trató de buscar la reacción cambiando a Prepelita por Sanmartean en el centro del campo e introduciendo un nuevo delantero, Andone, que entró por Popa.
Un cambio táctico que a punto estuvo de dar sus frutos. A falta de un cuarto de hora, con Rumanía asediando el área contraria, Andone envió un disparo al larguero. Pero ahí quedó la reacción rumana, que murió ante una Albania que no perdió el orden ni su ímpetu defensivo y acabó llevándose una victoria histórica para su país.