El estadio de Riazor sigue siendo talismán para el Real Madrid, que suma cuatro visitas puntuando en este campo, pero la tremenda goleada que los blancos le han endosado alDeportivo de La Coruña (2-8) supone una humillación histórica para el conjunto gallego. El equipo de Ancelotti volvió a exhibir la tremenda eficacia de su ataque y se dio un festín que sólo tuvo un momento de debilidad, tras el descanso, aunque supo espantar a tiempo los fantasmas de Anoeta para decir adiós a la crisis, si es que llegó a tenerla.
Carlo Ancelotti volvió a apostar por un once titular que el madridismo empieza a saber de memoria, con Arbeloa y Marcelo en las bandas, y esa estabilidad empieza a dar sus frutos. Las piezas blancas ya encajan y la lección está aprendida, tras las advertencias en forma de derrotas contra la Real Sociedad y el Atlético de Madrid. Seriedad en defensa y solidez en el centro del campo fueran las bases del equipo blanco para evitar que el Deportivo pudiera sorprenderles al contragolpe, único arma con el que contaba Luis Fernández ante las rotaciones que dispuso en su equipo.
El resto de la tarea de los blancos, el gol, quedaba como responsabilidad de la incuestionable 'BBC' de Ancelotti, que ante el Basilea ya recuperó su instinto depredador y este sábado, en la cuarta jornada de Liga, volvió a irse de pesca. Esta tarea requiere de paciencia y los delanteros blancos la tuvieron para empezar a ver resultados en el minuto 28. Fue Cristiano Ronaldo el encargado de estrenar el marcador con un espléndido remate tras un sencillo pero efectivo centro de Arbeloa.
Pero si había un jugador activo en el partido, ese estaba siendo James Rodríguez. El colombiano, quizá el más participativo y activo de todo el equipo blanco, lo que en partidos como éste es decir mucho, fue el autor del segundo tanto, con un zurdazo tras asistencia de Benzema. El partido quedaba aparentemente sentenciado antes del descanso cuando, en un contragolpe de los blancos, Lux decidió salir del área para frenar a Benzema; el portero del Deportivo derribó al francés pero el árbitro concedió la ley de la ventaja para que Cristiano disparara directo a portería.
Con 0-3, sin embargo, el Real Madrid regresó tras el descanso con una de sus típicas 'empanadas' y el Deportivo intentó la remontada. Y creyó en ella cuando el árbitro señaló un penalti por mano de Sergio Ramos dentro del área, pena máxima demasiado rigurosa por la involuntariedad del madridista. Medunjanin no falló ante Casillas y dio paso a los mejores minutos del conjunto gallego, que apretó a los de Ancelotti hasta ver posible un nuevo 'anoetazo'.
Sin embargo, el Real Madrid no tropezó por segunda vez en la misma piedra. Ancelotti recurrió a Illarramendi, que salió por Benzema, para contener la sangría en el centro del campo y el resto fue mérito del ataque blanco, que despertó a sus compañeros de la siesta. Y, en el minuto 65, Bale dio por terminada la siesta. El galés, asistido por Marcelo, acertó con un disparo que fue a la red, previo paso por el poste. Y repitió en el 73, esta vez tras un magistral pase de Isco, que acaba de entrar al terreno de juego en lugar de un flojo Modric.
Ya con el Deportivo noqueado y el Real Madrid envalentonado, Cristiano Ronaldo completaba su hat-trick en el minuto 77. El portugués, que hasta este sábado nunca había marcado en Riazor, se llevó el balón al final del partido.
En plena fiesta goleadora de los blancos, Toché hizo el segundo del equipo gallego.Pero el Real Madrid profundió en la humillación que estaba viviendo Riazor. Fue Chicharito el encargado de marcar los dos goles que sentenciaban el 2-8: primero con un zapatazo por la escuadra, y ya en el último suspiro del encuentro con un latigazo ante el que nada pudo hacer Lux. El portero del Deportivo fue la gran víctima de la mariscada blanca, aunque la responsabilidad hay que repartirla enrtre todo el equipo.
Con esta lluvia de goles en La Coruña, el Real Madrid suma su segundo triunfo en cuatro partidos y confirma su juego al alza. Pese a algún momento de duda, los de Ancelotti se gustaron y firmaron una de esas goleadas que zanjan todo tipo de debates.