Diez películas y series para viajar en el tiempo

• Saga Regreso al futuro (Robert Zemeckis)

Si hablamos de viajes en el tiempo, es imposible no acordarse de aquel Delorean tuneado como máquina del tiempo con el que Michael J. Fox y Christopher Lloyd viajaron al pasado y al futuro hasta en tres ocasiones. Un clásico de la ciencia ficción y del cine juvenil que sigue levantando pasiones y nostalgias de almas ochenteras.

• El tiempo en sus manos (George Pal, 1960)

Vale, el título en castellano es de telenovela rancia, pero si te digo que esta es la mítica La Máquina del Tiempo que adapta la novela de H.G. Wells, seguro que ya la recuerdas con otros ojos. Un peliculón que explotó la imaginación a falta de efectos especiales y cuyo encanto reside ahí, en unos diálogos geniales y una historia apasionante que no ha envejecido tan mal como podría esperarse. Eso sí, el remake de 2002 con Guy Pierce y Jeremy Irons pierde todo el encanto de la historia a pesar de los efectos especiales.

• Doctor Who (SERIE)

Da igual la generación, como su argumento, la serie británica Doctor Who trasciende los límites del tiempo. Mítica producción de la BBC que se emitió entre 1963 y 1989 y que en 2005 se modernizó para mayor gloria del 'Señor del Tiempo'. Aun mantiene el récord Guiness de ser la serie de televisión más longeva de la historia.

• El Ministerio del Tiempo (SERIE, Javier Olivares)

El Doctor Who a la española es una verdadera delicia para los amantes de la historia. Rodolfo Sancho, Aura Garrido, Nacho Fresneda y compañía navegan por la historia para evitar que esta se vea perturbada por elementos extraños. Muy lograda y documentada, es un producto entretenido y divulgativo de mucha calidad. La serie que nos merecemos de una televisión pública.

• Los visitantes (Jean-Marie Poiré, 1993)

Lo de 'la comedia francesa del año' se le puede aplicar, de verdad, a esta gamberrada temporal en la que Jean Reno y Christian Clavier viajan desde la Edad Media al presente (el presente de 1993) para liarla bien parda. No esperéis humor fino pero sí carcajada gruesa en esta película que tuvo secuela en el 98 y remake a la americana (pero con los mismos protagonistas) en 2001. Nada como la original.

• Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993)

Otro horripilante título mal traducido al español cuando 'El día de la marmota' suena que te cagas. Paradoja temporal en la que sufrimos y reímos con Bill Murray y Andie MacDowell en una comedia de sonrisa fácil y entrañable.

• 12 monos (Terry Gilliam, 1995)

Adaptación de un cortometraje francés de culto llamado 'La Jetée' (El Muelle), es una de las genialidades de Terry Gilliam, en las que se mueve en la delicada línea entre lo fascinante y la locura. En esta ocasión seguimos a Bruce Willis, un preso de un futuro post holocausto pandémico que es enviado al pasado para evitar la propagación del terrible virus. Una premisa muy atractiva bien desarrollada que además cuenta con una de las mejores actuaciones de Brad Pitt.

• Looper (Rian Johnson, 2012)

Cine negro temporal... con Bruce Willis. Elegante película en la que los gángsters del futuro envían al pasado a sus víctimas para que los liquiden los 'loopers', asesinos a sueldo del presente. La gracia está en que en una de estas, a Joseph Gordon Lewitt (el prota) le aparece su yo del futuro, Bruce Willis, y la cosa se complica. Muy interesante.

• Saga Terminator (James Cameron)

Ciencia ficción con mucha acción en la que Arnold Schwarzenegger deslumbra con sus habilidades de robot futurista en una épica historia de fin de la humanidad a manos de las máquinas que se ha convertido en un clásico del cine moderno. Las dos primeras son geniales, lo que vino después, ya es discutible (sobre todo a falta de la mano de Cameron detrás de la cámara).

• La ciudad de la alegría (Roland Joffé, 1992)

Vale, no es una película de viajar en el tiempo pero sí que representa muy bien lo que contamos en el quinto episodio de Toma la pastilla roja. Se puede viajar en el tiempo sin máquina, solo con ir a un país menos avanzado que el nuestro. Y eso hace Patrick Swayze en la India, donde descubre una realidad bien distinta a la de los Estados Unidos.