Con América Valenzuela

Divulga que algo queda: ¿El tamaño del cerebro influye en la inteligencia?

En nuestro espacio de ciencia, América Valenzuela aborda algunos enigmas de la ciencia a los que muchos somos ajenos. En concreto, nos habla del tamaño del cerebro y en qué medida afecta esto a la inteligencia, ya que se ha observado que las personas con más sustancia gris son más inteligentes. Además, responde a la pregunta de la semana: ¿Son más vividos los recuerdos vinculados a olores?

ondacero.es

| 03.10.2020 12:16

El tamaño del cerebro sí que influye en la inteligencia, por eso los humanos somos los animales más inteligentes que existen. Y esto tiene que ver con el gran tamaño de nuestro cerebro: Es el cerebro más grande del mundo animal.

Un cerebro humano sano pesa 1 kilo y 300 o 400 gramos. Con ligeras diferencias entre hombres y mujeres, el cerebro de los hombres es un 10% más grande respecto al de las mujeres: pesa unos 130 gramos más.

No obstante, si lo comparamos con el de una ballena azul, que es el animal más grande del mundo, no parece muy grande, ya que su cerebro pesa unos 7 kilos. Lo que pasa es que el cerebro de la ballena azul no es un cerebro grande con respecto al tamaño de su cuerpo. Un cerebro se considera grande o pequeño depende del tamaño del animal.

Nuestro cerebro es muy grande para el tamaño de nuestro cuerpo. Nuestra masa cerebral es 6 veces mayor que la de la media del resto de los mamíferos, eso es lo que nos hace inteligentes. Las personas con un cerebro más voluminoso tienden a ser más inteligentes. En concreto se ha observado que las personas con más sustancia gris son más inteligentes.

El cerebro está formado por sustancia gris y sustancia blanca. La gris son las neuronas, algo así como el disco duro del ordenador, y la blanca son las fibras nerviosas, el cableado del ordenador. La hipótesis para explicar que la gente con más sustancia gris, o sea más neuronas, tienden a ser más inteligentes, pero aún no se sabe por qué.

Sin embargo, el tamaño del cerebro importa, pero no es lo más importante. Tener más sustancia gris te hace más inteligente, pero solo un poquito. El volumen cerebral puede explicar como máximo un 10% de las diferencias intelectuales.

¿Son más vividos los recuerdos vinculados a olores?

Si duermes bañada en el olor de tu pareja vas a dormir bastante mejor. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos, liderados por psicólogos.

Llevaron a cabo un experimento en el que un grupo de voluntarios debían dormir varias noches seguidas con almohadas enfundadas o bien en una camiseta que había llevado su pareja durante 24 horas, o bien una camiseta que había llevado un desconocido o bien, una que estaba sin usar.

El resultado fue que las personas que creían haber dormido con el olor de su pareja sentían que habían dormido mejor. Es decir, su percepción personal es que habían descansado mejor. Los científicos también tomaron datos objetivos, datos de los movimientos de los participantes durante la noche.

Y observaron que descansaban mejor cuando el olor era de su pareja de verdad. La conclusión es que el olor de la pareja aumenta la eficiencia del sueño en un 2% que se corresponde, aproximadamente, con el efecto de los somníferos y suplementos con melatonina.

Aunque el olfato humano no es muy bueno, ya que mientras que los perros tienen unos 200 millones de receptores olfativos, y nosotros tenemos 5 millones. Hasta hace muy poco, en los noventa, el sentido del olfato era un enigma desde el punto de vista anatómico.

En esos años dos científicos estadounidenses, Linda Buck y Richard Axel, desentrañaron los secretos de olfato y ganaron el Premio Nobel de Medicina. Gracias a ellos hoy sabemos que cuando olfateamos, las moléculas odoríferas ascienden por la nariz hasta el epitelio olfativo, un trocito de tejido que está en la parte anterior de la cavidad nasal.

Esas moléculas se fijan a unas neuronas especializadas que envían una señal mediante su axón - un cable, digamos, de nuestro ordenador que es el cerebro -, y mediante ese "cable" el olor llega hasta el cerebro. No llega la molécula que hemos inhalado, sino una señal eléctrica con la información que hemos recogido al entrar en contacto con ella.

Con este sistema podemos apreciar las notas y matices del olor del vino. El vino tiene unas 700 moléculas volátiles, pero solo algunas están en cantidad suficiente como para que puedan contribuir o participar en el flavor - que es esa mezcla de sabor, olor y tacto en boca del vino -.

Se suele decir que los olores siempre los recordamos de una forma especial, más vívida, tanto que nos transportan a ese lugar o a esa persona. Sin embargo, la ciencia ha concluido que los recuerdos que evocan los olores no son más intensos que los que afloran por otro tipo de estímulos, como las palabras o las imágenes.

Lo que sucede es que los olores suelen remontarnos al pasado más lejano, a nuestra infancia o juventud, y están vinculados con las emociones que se viven en esa época de la vida. Lo que hace que los olores nos traen recuerdo que nos remueven más por dentro.