Pero, ojo, que aquellos que quieran trabajo puede que también tengan que enfrentarse a los robots, aunque sea en el momento de la entrevista.
Hace unos días el diario británico The Guardian, nos contaba la historia de Matilda, una robot de apenas 30 centímetros de alto que ha sido programada para hacer entrevistas de 25 minutos con 76 preguntas.
Matilda registra y analiza las respuestas del entrevistado y monitoriza las expresiones faciales de los candidatos. Y lo compara todo con otros empleados de éxito en la empresa contratante.
Dicen los creadores de Matilda, de la Universidad de Computación de la Trobe en Australia, que de esta forma la elección no se ve afectada por el cansancio o la predisposición o prejuicios que pueda tener un entrevistador humano.
Sin embargo, expertos de Recursos Humanos que han conocido este proyecto, rechazan que el futuro sea decidido sólo por los robots. Al final factores como motivación, empatía, trabajo en equipos, liderazgo, innovación son tan humanos que un robot es difícil que registrarlos.
Incluso si lo hiciera, sería porque así lo han programado otros seres humanos. No porque el robot hubiera conseguido tener pensamientos y criterios independientes.
Y creo es que mejor que siga siendo así.