El Territorio Negro de hoy habla de escritores, pero de escritores con vidas muy oscuras, autores que en algún momento se vieron envueltos en crímenes.
Instinto básico
Muchas veces los autores confunden ficción y realidad, como en la mítica película noventera, Instinto básico, que cuenta la historia de Catherine Tramell, una novelista a la que interpreta la extraordinaria Sharon Stone.
Fuera del cine
Al escritor holandés Richard Klinkhamer le pasó por la misma época en la que se estrenó la película con el cruce de piernas más famoso de la historia del cine. En 1991 desapareció Hannelore Godfrinon, la esposa de Klinkhamer. La Policía puso al escritor bajo su radar desde el primer momento, pero no pudieron avanzar en la investigación ante la falta de la prueba principal, el cadáver de la mujer.
Sin cuerpo no hay delito
Richard Klinkhamer, en 1992, un año después de la desaparición de su mujer, entregó a su editor el manuscrito de su novela, que se titulaba: 'Miércoles, el día de la albóndiga'.
La obra no se publicó porque, según el editor, era demasiado gore y truculenta. El libro narraba la historia de un hombre que se deshacía del cadáver de su esposa un miércoles por la noche utilizando una trituradora de carne y luego se lo daba de comer a las palomas.
En algunos periódicos holandeses se filtraron fragmentos del libro, lo que proporcionó a Klinkhamer cierta notoriedad, hasta el punto de aparecer en varios espacios de televisión en el papel de escritor maldito. El problema es que esos fragmentos del libro nonato de Klinkhamer también hicieron levantar las orejas de la policía, que volvió sobre su primer sospechoso.
Además, en 1997, una familia se mudó a la casa que Klinkhamer compartía con su esposa y realizaron unas reformas. Y cuando se pusieron con las obras, una excavadora encontró un esqueleto enterrado de un cobertizo en el patio trasero de la vivienda. El cuerpo pertenecía a Hannelore, la esposa del escritor, que fue detenido tres años después y confesó el crimen, sin que nunca quedase claro si la ficción inspiró su crimen o fue al revés.
Novela o confesión
Una confesión que tiene que ver con la vanidad, con un ego desmesurado y hasta con una necesidad de reconocimiento. Le pasó al escritor polaco Krystian Bala, autor de la novela 'Amok'. El 10 de diciembre de 2000 apareció flotando en el rio Oder el cadáver del empresario Dariusz Janiszewski. El asesino había tensado una soga entre el lazo que lo estrangulaba y sus muñecas, atadas a la espalda. El cuerpo tenía señales de haber estado encerrado, privado de comida y torturado. El detective Jacek Wroblewski se hizo cargo del caso en 2003, tres años después del crimen, que seguía sin resolverse y sin una sola pista fiable.
El investigador se fijó en la última llamada hecha desde la oficina de la víctima. Había llamado a un teléfono móvil que después fue vendido a través de una página web de subastas. El vendedor era Bala, así que el detective comenzó a investigar al autor, que ese mismo año, en 2003, había publicado 'Amok'.
Janiszewski compró la novela, que contaba la historia de un intelectual polaco llamado Chris (recordemos que el autor se llamaba Kristian) que asesina a una de sus amantes sin motivo aparente y logra salir impune del crimen. El problema llegó cuando el policía leyó la descripción que el autor hacía del asesinato de la mujer: la víctima tenía las manos atadas detrás de la espalda con un lazo que terminaba enredado también alrededor de su cuello, exactamente igual que en el caso del empresario, que seguía sin resolverse.
No fue una prueba por sí misma, pero sí sirvió para que la policía centrase toda su investigación en la figura de Bala, que finalmente fue detenido, acusado del crimen y condenado a veinticinco años de prisión. Bala escribió en la cárcel 'The Lyrik', una secuela de 'Amok'.
Nombre nuevo, vida nueva
Otro ejemplo, el de una mujer, seguramente, la escritora con un pasado negro más famosa y exitosa del mundo: Anne Perry, que falleció hace un par de años con ochenta y cuatro. Una autora de novela negra y de ventas multimillonarias. Escribió cuarenta y siete novelas y vendió más de veinticinco millones de libros traducidos a varios idiomas.
Anne Perry se llamaba en realidad Juliet Hulme y con quince años fue detenida, acusada del asesinato a golpes de Honora Paker, la madre de su amiga Pauline Parker, que en el momento del crimen tenía dieciséis años. El asesinato ocurrió en una pequeña ciudad de Nueva Zelanda en 1954, después de que los padres de Juliet le dijeran que se estaban divorciando y que la enviarían a Sudáfrica para vivir con una tía.
Juliet y Pauline eran alumnas de la Escuela Superior Femenina de Christchuch. Las dos eran crías enfermizas (tuberculosis Juliet y osteomielitis Pauline), que habían descubierto el talento que tenían para la fantasía. Escribían novelas, poesías y llevaban un diario, soñaban con convertirse en escritoras famosas. Para conseguirlo, habían decidido huir juntas a Estados Unidos. De aquella amistad surgió una relación sexual y sentimental, que desembocó en el crimen cuando se dieron cuenta de que iban a separarlas.
El crimen fue especialmente cruel. Pauline se colocó detrás de su madre y con una maza improvisada (un ladrillo metido dentro de un calcetín) comenzó a golpear a su madre. La mujer cayó inconsciente al suelo, pero Pauline siguió golpeando su cabeza ayudada por Juliet. La policía descubrió el cadáver con 45 heridas en la cabeza y algunas más en las manos. Las dos niñas intentaron hacer creer a la policía que la mujer había sufrido un accidente y se había golpeado accidentalmente.
Fueron declaradas culpables en 1954. Se las condenó a prisión "hasta obtener el beneplácito de su majestad", la única sentencia que en aquel momento se podía dictar en Nueva Zelanda para delincuentes menores de 18 años. Si hubiesen sido mayores de edad, las habrían condenado a muerte.
Juliet Hulme pasó su condena escribiendo y estudiando idiomas. Pauline Parker continuó sus estudios graduándose en 1953. Ambas jóvenes fueron puestas en libertad cuatro años después, momento en que Juliet se mudó a Escocia y pasó a ser Anne Perry y firmar así sus novelas. Nunca más se volvieron a ver.
Anne Perry reveló su pasado y su antigua identidad en 1994, cuando el director de cine Peter Jackson llevó su historia a la pantalla en la película ‘Criaturas celestiales’. En entrevistas posteriores, dijo que creía que había saldado su deuda con la sociedad y que había logrado dejar atrás ese episodio.
La prisión a veces inspira
Johan Jack Unterwegger, un hombre austriaco de infancia terrible: madre prostituta que lo abandonó, padre alcohólico que abusaba de él. En 1974 se le condenó a cadena perpetua tras agredir sexualmente, golpear y estrangular a Margaret, una joven alemana de 18 años.
Unterweger aprovechó su estancia en la cárcel para aprender a leer y escribir. Pronto llegaron sus primeros libros, obras de teatro y poemarios, que fueron muy bien recibidos por la comunidad literaria, aunque la fama definitiva le llegó en el año 1983, cuando publicó 'El Purgatorio', una extensa autobiografía en la que contaba con todo detalle su horrible infancia.
Tras la publicación de este libro se desencadenó una campaña para promover el indulto del autor, en la que participó hasta el premio Nobel Elfriede Jelinek. Finalmente, el 23 de mayo de 1990 quedó en libertad, tras pasar quince años en prisión. Desde su primer día en la calle recorrió platós de televisión haciendo entrevistas en las que hablaba de la rehabilitación de los criminales, escribía en periódicos y sus obras eran representadas por todo el país, pero mientras saboreaba el éxito que le proporcionaban las letras, continuaba con su doble vida.
Doble vida
Unterwegger tardó solo cuatro meses en volver a matar. En septiembre de 1990 estranguló a una mujer con su propio sujetador, igual que a su primera víctima. En los meses siguientes mató a otras cinco y en junio de 1991 viajó a Estados Unidos y mató a otras tres prostitutas. Cuando la policía austriaca se puso sobre su pista, alguien le avisó y huyó a Canadá, pero cometió el error de cruzar a Estados Unidos, donde fue detenido y extraditado a Austria para ser juzgado por once asesinatos: uno en la República Checa, tres en Estados Unidos y siete en Austria.
El 21 de abril de 1994, Unterweger fue declarado culpable y enviado de vuelta a prisión. El 29 de junio de 1994, seis horas después de escuchar el veredicto de cadena perpetua y solo cuatro años después de haber sido liberado, se ahorcó con el cordón de sus pantalones.
De identidad: delito
William S. Burroughs, considerado uno de los “padres” de la Generación Beat. Además de eso es alguien que hizo del delito seña de identidad. Politoxicómano, adicto a la heroína, amante de las armas y homosexual (cuando era delito) nunca ocultó sus fantasías pederastas.
En México, bajo los efectos de la droga y el alcohol, cometió el crimen que cambiaría, según él mismo, su relación con la escritura y la vida. Ocurrió en una fiesta en la que él y su segunda mujer decidieron parodiar una escena de Guillermo Tell. En lugar de una manzana usaron un vaso; y como no tenían ballesta, cogieron un revólver. El resultado es que Burroughs mató a su esposa de un balazo.