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Fernando Ónega: "Casado pasó en media hora de la duda y la zozobra a la glorificación"

Fernando Ónega reflexiona en Más de uno sobre el discurso de Pablo Casado en el Congreso de los Diputados durante la moción de censura de Vox.

ondacero.es

| 23.10.2020 07:36

La estrella estaba ahí. Pero le faltaba el discurso. Los discursos hacen presidentes y líderes. Y en esos discursos, tres palabras bastan. Así llegó Obama llegó al poder: “Yes, we can”. Felipe González, con “que España funcione”. Aznar, con un “Váyase, señor González”. Y ahora, Casado con su “hasta aquí llegamos”. La estrella estaba oculta entre nubarrones de complejos, destellos de Vox que cegaban su visión y electorado que no lo veía. Y resulta que era una estrella brillante, como le reconoció Pablo Iglesias.

Tuvo que estallar de cabreo para romper el cerco. La palabra cabreo es la clave de estos días de la ascensión. Abascal fue al Congreso a explotar ese estado de ánimo de la sociedad, Casado reventó por el cabreo de verse asediado y el riesgo de quedar como un muñeco entre el poderío de Sánchez y la osadía el censurador. Y produjo el milagro: ¡coño, que tenemos líder!, se oía en los aplausos de la bancada. ¡Leñe, que no estamos huérfanos!, respiraron los barones. Y la opinión publicada, que tiene el poder papal de elevar a los altares y el poder divino que enviar gente a los infiernos, echó mano de los Evangelios para decir esta mañana, como Dios Padre: “este es el líder muy amado en quien tengo mis complacencias”. Casado pasó en media hora, qué digo, en cinco minutos, de la duda y la zozobra a la glorificación. Estaba ahí, pero no se le veía. Un discurso hace milagros. Una frase hace un líder. Una palabra, la palabra, es su consagración.

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