opinión

Monólogo de Alsina: "Lo que hay que preguntarle ya al gobierno de España no es qué es Guaidó sino qué es Maduro"

Usted podía pensar, todos estos días atrás, que una feria de cacharritos electrónicos en Barcelona ni le va ni le viene. Qué más le da a usted, que está subiéndose al tractor en Granada, si viene o no la LG o la Huawei a enseñar aquí sus últimos modelos.

Carlos Alsina

Madrid | 14.02.2020 08:15

Hoy quizá ya empieza a temer que el efecto mariposa sea una cosa cierta y que un virus trapecista que salta de un pangolín, o el bicho que fuera, a un ser humano chino en un mercado, puede acabar haciéndole a usted mismo la puñeta pasando por una feria tecnológica de Barcelona. No sólo porque ya habrá escuchado que los 500 millones de euros que se acaban de esfumar le hacen un agujero a los ingresos con los que se sostiene el Estado, que somos todos, sino porque el otro efecto mariposa, que es el del miedo, puede ocasionarnos ahora daños en cascada. En un sector tan principal para la salud económica del país como es el turismo y en otro tan necesario como es el comercio.

Naturalmente que en España no hay ninguna epidemia de coronavirus. Y que el Mobile no se ha cancelado porque en España esté pasando nada, sino por el miedo a que una concentración de miles de personas, muchas de ellas empleadas en China, pudiera haber producido contagios. Pero la realidad no siempre coincide con la percepción que muchas personas tienen de ella. El resumen de lo que ha pasado en los medios internacionales es éste: se cancela el Mobile en España por el virus. De donde muchos lectores concluirán que somos un destino de riesgo por el virus. En las redes sociales, principal vehículo de intoxicación informativa de nuestro tiempo, mejor ni hablamos. La conspiranoia desatada. Enteradillos de medio pelo presumiendo de destapar lo que los medios, sumisos al sistema, ocultamos.

Éste es el temor del gobierno y no sólo del gobierno. Que esta historia del virus acabe desbaratando el horizonte económico que tenemos, ya de por sí flojito y renqueando. De ahí que el gobierno, con más voluntad que eficacia, esté diciendo que si no hay Mobile no es porque aquí tengamos un problema sanitario.

¿Cuáles son las otras razones?

Pues según la organización del mobile, que la feria se iba a quedar en tan poquita cosa si no venían las grandes firmas del sector que era mejor no degradarla. Y también, que agarrándose a que el culpable ha sido el virus intentan no tener que soltar un dineral en indemnizaciones.

Ada Colau, que cuando era activista contra el sistema veía en el Mobile una conjura de perversas multinacionales forrándose a hacer dinero a costa de Barcelona, se declara ahora dolida por el revés que sufre su ciudad y confía en que estas compañías tan pintonas quieran seguir dejándose su dinero aquí el año que viene.

La alcaldesa afectada que todo el tiempo dice afectaciones en lugar de efectos.

Al final, la revolución de los comunes era agradar a las grandes corporaciones empresariales para que inviertan en una ciudad española, tal como hicieron todos los alcaldes anteriores.

Y entonces, ¿qué es Juan Guaidó? le preguntaron a la ministra de Exteriores González Laya ayer en Nueva York.

A gusto con la pregunta no se la vio a la nueva ministra de Exteriores. Ni la primera vez que se la hicieron los periodistas ni, sobre todo, cuando se empeñaron en seguir preguntándole.

Rompamos una lanza por la ministra. Porque lo que está diciendo es verdad. Guaidó es el presidente encargado de Venezuela. ¿Qué significa encargado? Pues que el Parlamento venezolano declaró ilítica la presidencia de Maduro, fruto de unas elecciones a las que la mayoría de la oposición no concurrió, y aplicó la Constitución que dice que en ausencia de presidente se encarga de la presidencia hasta las siguientes elecciones el presidente del Parlamento. Por eso Guaidó es el encargado. Pero tiene razón la ministra: presidente encargado es un título que, a día de hoy es sólo eso porque carece de poder real. El poder lo sigue teniendo Maduro. La transición que se creía posible hace un año dando apoyo a Guaidó y confiando en que eso acelerara el desmoronamiento de Maduro no ha llegado a producirse.

Por eso lo que hay que preguntarle ya al gobierno de España no es qué es Guaidó sino qué es Maduro. Para usted, Sánchez, ¿Maduro qué es? Porque el motivo de reconocer a Guaidó hace un año fue que se consideró ilegítima la presidencia de Maduro. Se le declaró usurpador del poder. A él y a sus ministros, empezando por Delcy, la mochila que carga con resignación taurina el ministro Ábalos. Esto es lo que nos tiene que explicar el gobierno: qué es Maduro hoy. Y si es que Sánchez cree que ha llegado el momento de rehabilitarle como interlocutor. Tal como antes rehabilitó el presidente a otros interlocutores a los que había repudiado. Sánchez el rehabilitador.

¿Qué ha cambiado para que tenga que cambiar la posición española sobre Venezuela?

Es conocido que a Podemos, que fue el partido que incorporó Venezuela como asunto del debate político en España hace cinco años ---cuando invocaba la Venezuela chavista como faro revolucionario (se acordará, seguro, Iñigo Errejón)—es conocido que habiendo ido Podemos quien más habló de Venezuela en otros tiempos ahora se revuelve si hablan los demás. Ahora dice que es una obsesión de la derecha política y mediática. Usa el vicepresidente Pablo Iglesias, cada vez más convencional, uno de los trucos más antiguos y más manidos de los gobernantes. Que es despachar los asuntos incómodos acusando a la oposición de no entender cuáles son los temas de los que hay que ocuparse.

Esto es todo lo que se le ha ocurrido hasta hoy al gobierno para apartar de su camino los temas que le molestan: o decir que no es de esto de lo que hay que hablar, o decir que hay asuntos sobre los que los partidos políticos no deben debatir. Segundo ejemplo: la prostitución de menores que se está investigando en Mallorca. Y que el PSOE y Podemos, que gobiernan en Baleares, dicen que no puede ser objeto de investigación parlamentaria porque para eso ya está la fiscalía.

Pero... sin que haya comisión de investigación sobre los centros de menores en el Parlamento autonómico. Porque hay temas que sí y hay temas que no. Lo que siempre han dicho los gobernantes convencionales.

¿Cómo es Podemos según Teresa Rodríguez?

Un partido masculino universitario y clase media. En concreto, de Galapagar. O sea, Pablo Iglesias. Masculino y singular.

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