EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Seguramente, que la secuela le haya salido al gobierno mejor que el inicio de la saga

Les voy a decir una cosa.

Lo que va de abril a septiembre son cinco meses. Lo que va de abril a septiembre son dos décimas de PIB para 2014. Lo que va de abril a septiembre son ocho décimas de tasa de paro y lo que va de abril a septiembre es que entonces se dijo “no subimos impuestos” aunque en la práctica si se subían -algunos-, y hoy se dice “no subimos impuestos” porque esta vez, en efecto, no se tocan.

ondacero.es

Madrid | 27.09.2013 20:59

En el Palacio de la Moncloa se proyectó hoy la secuela de “Bloddy april”, aquella rueda de prensa de un viernes 26 que quedó, para las hemerotecas, como el fado de impotencia de un gobierno incapaz de parar la hemorragia del paro. Con el mismo reparto -Sáenz de Santamaría, De Guindos, Montoro- con el mismo gusto por el powerpoint e introduciendo arreglos en la banda sonora, esta secuela aspira a reparar aquel fiasco de crítica y público no tuvimos mucho éxito”, ha admitido hoy De Guindos en el estreno- cambiando no tanto el guión como algunos números.

En su nuevo cuadro macroeconómico, estimación de cómo nos va a ir en lo que queda de este año y el próximo, ha corregido el ministro unas cuantas décimas los dos indicadores principales que se emplean para medir la salud (o falta de salud) económica de un país, a saber, la variación del PIB y la tasa de paro. La previsión de PIB para el año que viene mejora dos décimas (del 0,5 al 0,7) y la tasa de paro para 2014 baja ocho (del 26,7 al 25,9). Son correciones a mejor y son los números que son: un crecimiento del 0,7 es un crecimiento pequeño y un paro del 25,9 es un paro enorme. Vamos a mejor, pero  estando todavía muy, muy abajo.

Indicadores económicos, naturalmente, hay una legión, cienes y cienes, desde el déficit y la deuda (tan populares en estos últimos años) hasta el saldo por cuenta corriente o esta cosa de los “PMIs” en que los economistas se fijan como los marineros en alta mar contemplan las gaviotas, el anticipo de que está a punto de verse la tierra, los indicadores adelantados. Indicadores hay muchos, pero al final los que resumen la situación de un país son la variación de PIB y el paro.

Esto lo sabe el gobierno, lo que pasa es que a veces se despista y dice “estamos claramente mejor que hace un año”, y entonces sale alguien con los números en la mano y le responde: “si tenemos menos PIB y más paro que hace un año, ¿cómo vamos a estar mejor?” Es el riesgo, comprensible, de quien está todo el día manejando datos y pone tanto el foco en indicadores concretos que mejoran, como los adelantados o el precio al que nos financiamos, que olvida que estar mejor en una cosa no significa estar mejor en todo. Esto hoy lo tuvo más presente un ministro que el otro. Uno estuvo más en el reconocimiento de que, dejando atrás la recesión, tenemos por delante una recuperación aún débil y lenta, y el otro estuvo más en subrayar lo deprisa que está cambiando todo y lo pronto que, ojalá, habrá que revisar de nuevo estas previsiones porque la realidad será mejor de lo esperado.

A esto ahora se le llama hacer “previsiones conservadoras o moderadas”, que al parecer consiste en tirar por lo bajo para que te tomen más en serio por ahí fuera. Hoy ha venido a decir el ministro de Economía que en abril se pusieron dramáticos porque había que lanzar un mensaje de fuerte credibilidad a los mercados, es decir, que los inversores, al parecer, son más dados a confiar en los gobiernos nostradamus que en los mundos de Yuppie.

La pregunta entonces sería: ¿tanto han cambiado las impresiones del gobierno en estos cinco meses, lo que va de abril a septiembre? En lo que hace a los números, están ahí para quien quiera mirarlos.

· PIB de este año: en abril se calculaba una caída del 1,3 y en septiembre se calcula lo mismo.

· PIB del año que viene: en abril se calculaba crecimiento de 0,5 y en septiembre se eleva a 0,7 (las dos décimas que anunció el martes Rajoy).

· Tasa de paro de este año: en abril el cálculo era del 27,1 % (media del año), en septiembre se lima un poco ese cálculo hasta el 26,6 (cinco décimas).

· Y tasa de paro para 2014: en abril se estimaba 26,7 y en septiembre se estima un 25,9 (ocho décimas). 

Como se ve, correcciones de unas décimas en todos los casos. En proporción la corrección más notable es la de crecimiento para el año que viene y estamos hablando de pasar del 0,5 al 0,7. ¿Tan distinta es, entonces, esta rueda de prensa de la de abril? Si en lugar de los números miramos los argumentos que se han expuesto encontramos más coincidencias que novedades.

Cosas que ya se escucharon en la Moncloa el 26 de abril: por ejemplo, que el peor trimestre de este año fue el primero y, a partir de ahí, los siguientes serían mejores (lo están siendo); por ejemplo, que 2014 sería un año de recuperación, con PIB en positivo, la recesión terminaba este año; por ejemplo, que el Estado volvía a financiarse a tipos asumibles y que la empresa privada española empezaba a ver abiertas de nuevo las puertas de los mercados; o por ejemplo, que seríamos capaces de generar empleo neto a tasas de crecimiento inferiores al dos por ciento de PIB y que eso era la prueba de que habían cambiado las bases de nuestro sistema productivo.

Todo esto, que el gobierno ha dicho hoy al explicar de dónde salen sus estimaciones y, en consecuencia, sus Presupuestos, ya lo dijo en abril para explicar de dónde salían las estimaciones de entonces, ligeramente peores a éstas de ahora. El guión de la comparecencia fue el mismo; los números que se presentaron, parecidos. ¿Y entonces, por qué lo de hoy deja este aroma de “aunque sea despacito, vamos saliendo” y lo de abril dejó la impresión de “no salimos del hoyo”?

Hay dos diferencias que explican, seguramente, que la secuela le haya salido al gobierno mejor que el inicio de la saga.

· Primera: lo que el gobierno presentó en abril era un empeoramiento de sus estimaciones anteriores, en unas décimas también, pero corrigiendo a la baja y elevando mucho, esto fue clave, la estimación de paro. Del 24,3 para este año pasó a un 27,1, y lo hizo al día siguiente de que se publicara una EPA con ese mismo dato. Pese al discurso en positivo, ensombrecía el horizonte, al contrario que hoy.

· Segunda: en abril se presentaron estimaciones hasta 2016, era el programa de estabilidad que se envía a Bruselas. (Hoy sólo alcanzan a 2014). El dato de paro previsto para 2013 fue un mazazo, 27,1, pero es que luego venía la previsión para 2014, 26,7; para 2015, 25,8; y para 2016, 24,8. O en el resumen que todos los medios (o casi todos) hicimos basado en los números del gobierno, paro desbocado toda la legislatura. O en su otra formulación, que al terminar el actual mandato de Rajoy habría aún más paro que al comienzo.

Hoy se le ha preguntado a De Guindos si, conforme a sus nuevas estimaciones, y dado que en el cuadro sólo aparece 2014, cabe anticipar que la tasa de paro en 2015 será menor que en diciembre de 2011. Como ésa sigue siendo una hipótesis demasiado optimista (tendría que reducirse casi cuatro puntos en dos años), el ministro ha evitado responder de manera directa. Ha dicho que los indicadores seguirán mejorando. Salvo que se acelere mucho la recuperación económica (ojalá así sea), y aunque se empiece a crear empleo neto hacia el verano de 2014 (así sea de nuevo), el paro de casi la cuarta parte de nuestra población activa seguirá presente toda la legislatura. A eso se refiere el ministro cuando dice que esto va mejorando, pero lento, lento, lento.