opinión

Monólogo de Alsina: "Después de Corinna y Dante Canonica, Arturo Fasana"

Carlos Alsina reflexiona en Más de uno sobre la última información de la investigación del fiscal Bertossa en Suiza sobre el rey Juan Carlos. También habla sobre la preocupación de los responsables sanitarios ante los posibles rebrotes que se pueden producir estas semanas de fiestas populares y vida veraniega en la calle.

- Así explica Pablo Iglesias el caso Dina: "Se ha atacado a Podemos para evitar que entrásemos en el Gobierno"

Carlos Alsina

| 07.07.2020 08:31

Otro mal día para el rey de antes. Juan Carlos. Cada dato nuevo que se conoce de la investigación del fiscal Bertossa en Suiza ensucia más la imagen del emérito y explica mejor el comunicado de repudio que emitió su hijo el quince de marzo.

El fiscal tomó declaración en 2018 a las tres personas más cercanas al rey en asuntos de dinero (o tres de ellas). A saber:

· Corina Larsen, la amiga entrañable y presunta testaferro.

· Arturo Fasana, gestor de fotunas de grandes clientes interesados en que no se sepa que las tienen.

· Dante Canonica, abogado socio de Fasana especializado en tupir redes de sociedades para ocultar a quién pertenece el dinero.

El domingo se publicó la declaración de Corinna. Eso de que los 65 millones de euros que el rey transfirió de su cuenta de la Fundación Lucum en Suiza a la cuenta de ella en Bahamas fue un acto de amor y gratitud.

Ayer, la declaración de Dante Canonica. Eso de que el rey les convocó a Fasana y a él para encargarles que crearan una estructura con la que recibir una dona-ción de los saudíes pero en Suiza, no en España.

Hoy, la del hombre que lo movía todo: Arturo Fasana. Su declaración ante el fiscal la cuenta El Español. Le pregunta Bertossa: ¿Declaró su cliente el dinero recibido a autoridades fiscales españolas? Que yo sepa, no, dice el gestor. Que coincide con Canonica en que Juan Carlos les cita en 2008 en la Zarzuela para contarles que va a recibir un dinero de su amigo el rey saudí y que necesitaba una estructura para recibirlo. Siguiendo instrucciones del regio cliente, Fasana viaja a Washington para reunirse con el embajador saudí, que le pide detalles sobre la forma en que se va a realizar la operación, es decir, sobre cómo va a camuflarse. Fasana aprovecha para preguntarle si el dinero es un pago por algún servicio que haya realizado Juan Carlos y la respuesta es que no, por supuesto, es un regalo. La sorpresa para el gestor es enterarse después de que el regalo asciende a 100 millones de dólares.

Se crea la Fundación Lucum para que sea ella la que ingrese el dinero saudí. Que años después, y cuando el banco Mirabeaud, avisa de que tiene que informar a las autoridades españolas porque ya no hay secreto bancario, se transfiere a una cuenta de Corinna en Bahamas. El regalo fruto del amor y la gratitud.

Añade el gestor que él mismo se desplazaba al dúplex que compartían Juan Carlos y Corinna en los Alpes para llevarle grandes cantidades en metálico que sacaba de la cuenta de Lucum en Suiza. ‘Estoy en condiciones de ir trayendo al rey lo que el rey me ha pedido’.

Quince días han pasado desde que se levantó el estado de alarma. El tono de los responsables sanitarios se va haciendo más grave cada día que pasa.

Sobre la mesa no está, todavía, nada parecido al estado de alarma (ni siquiera parcial, en una parte del territorio) pero el ministerio de Sanidad avisa de que si alguno de los brotes que están activos llegara a superar el ámbito de una comunidad autónoma, podría plantearse dar marcha atrás en esto de la nueva normalidad. Entre bromas sobre si le recomendaría a su hijo salir de vacaciones este mes de agosto...deslizó el portavoz de Sanidad del gobierno de España que el gobierno catalán ha estado lento en el cierre de la comarca del Segriá, en Lérida. Porque el incremento de hospitalizaciones la semana pasada ya daba idea de que tenían un problema serio entre manos.

Los gobiernos autonómicos informan de que tienen sus brotes acotados, pero en el caso de Lérida hay dudas sólidas de que sea así. La consejera de Sanidad catalana admitió ayer que hay transmisión comunitaria, es decir, que se están produciendo contagios cuyo origen último no se ha establecidos. Y eso suele ser la antesala de declarar un brote descontrolado. El jefe de epidemiología de Lérida, Pere Godoy, se da un plazo de dos semanas para ver si el brote remite o sigue aumentando.

Confinamiento familiar significa volver a limitar las salidas de casa, es decir, suspender la libertad de circulación en esta comarca (con el debate jurídico consiguiente sobre si eso es competencia autonómica o requiere de un estado de alarma). En el hospital Arnau Vilanova de Lérida los médicos advierten de que los recursos vuelven a estar al límite y que los turnos del personal están organizaciones teniendo en cuenta las vacaciones de verano, el descanso necesario para poder encarar un otoño de posible nueva oleada. Que la administración autonómica haga un llamamiento a los profesionales de otros puntos de Cataluña que puedan ir a Lérida a echar una mano lejos de tranquilizar, preocupa. Porque nos recuerda días muy difíciles que queremos pensar que no volverán. Pero es que la gestora del área sanitaria del Segriá llego a decir ayer que van a ir a ofrecer trabajo a los estudiantes recién licenciados.

No pinta bien el brote del Segriá, no pinta bien lo que ha pasado en algunos bares de Ordizia, no pinta bien lo de La Mariña de Lugo, el contagio que empezó en los bares del puerto y que se habría multiplicado ---según nos contó ayer el consejero de sanidad gallego--- por las verbenas de San Juan.

Y al final, ésta es la preocupación general de los responsables sanitarios en todo el país: han pasado diez días desde San Juan, primera fiesta sin estado de alarma, y los dos brotes que más están creciendo tienen su punto de partida (o eso se cree) en las reuniones festivas de ese día. Mal anticipo para estas semanas que vienen, de fiestas populares y de vida veraniega en la calle.

Seguro que te interesa...

Monólogo de Alsina: "Después de Corinna, Dante Canonica"