OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El extraño caso del presidente mudo"

Carlos Alsina critica en su monólogo la falta de declaraciones de Pedro Sánchez sobre la actual crisis en Ucrania, calificada por Josep Borrell como el momento más peligroso en Europa desde que finalizó la guerra fría.

Carlos Alsina

Madrid | 26.01.2022 08:45

Una semana se cumple desde que Joe Biden disparó la preocupación europea al dar por hecho que Putin terminará atacando a Ucrania. Una semana después, sin novedad en la frontera pero con intercambio de mensajes cada día, el ministro de Exteriores de la Unión Europea, José Borrell, proclama que estamos en el peligro.

El momento más peligroso desde que terminó la guerra fría

Europa en peligro. El momento más peligroso desde que terminó la guerra fría. Ayer les contaba a esta hora que tranquilizadores, precisamente, no sonaban las declaraciones que estaban haciendo Biden, Boris Johnson, Stoltenberg el de la OTAN. Y eso que hasta ayer lo que le habíamos escuchado a Borrell es que no había nada nuevo que debiera aumentar nuestra inquietud ni añadirle dramatismo a la crisis.

Pues quién lo diría escuchándole esto de ayer: el momento más peligroso para Europa desde la guerra fría. Y eso que hemos vivido en Europa una guerra de los Balcanes en los noventa. Bien presente tiene Putin el bombardeo de la OTAN en Belgrado.

Sabiendo del gusto de Sánchez por emular a Churchill y por escucharse, su atronador silencio empieza a ser raruno

Una semana después de que Biden activara la alerta, y con Borrell elevando el tono, no se le ha escuchado todavía al presidente Sánchez una declaración de viva voz sobre esta crisis. Está resultando extraño. Si dijeras que es que es un presidente que habla poco, como Merkel, como Macron, pero el nuestro es todo lo contrario: hay semanas que hace treinta o cuarenta discursos. Sobre Ucrania, no. De esto que se ocupen los subalternos. Total, sólo es la mayor crisis que tenemos con Rusia en años.

Admítase que, sabiendo del gusto de Sánchez por emular a Churchill y por escucharse, su atronador silencio empieza a ser raruno. Sobre todo teniendo a una parte de su Gobierno queriendo convertir al pobrecito Putin en una víctima del ardor guerrero de Biden y Margarita Robles. Menos mal que tenemos a Echenique para salvaguardar el pacifismo de España.

Una parte del Gobierno quiere convertir al pobrecito Putin en una víctima del ardor guerrero de Biden y Margarita Robles

En ausencia de verbo presidencial, los encargados de explicarnos la cosa ucraniana a los mortales están siendo la ministra de Defensa y el ministro de Asuntos Exteriores, Albares. Que ayer se personó en el Congreso a última hora de la tarde a pedir unidad a los partidos. Entiéndase, y en primer lugar, al partido con el que comparte consejo de ministros.

Podemos acusa al ministro de Exteriores de estar bailándole el agua a EEUU

El despliegue militar ruso junto a la frontera de Ucrania no cabe interpretarlo como un gesto de distensión de Putin, dijo el ministro, no sé si mirando a los ojos al diputado Gómez-Reino, de Podemos. Que se esforzó en desmentir que su partido esté siendo el abogado defensor de Putin en España. Y también en adjudicar la culpa de que Putin gobierne hoy Rusia como lo hace a los gobiernos occidentales.

En su versión parlamentaria del no a la guerra, recomendó el diputado morado a quienes quieran comprender el horror que es una guerra la lectura de tres novelas.

Nada que objetar a las recomendaciones literarias de ficción, pero habiendo tantísimos ensayos sobre tantísimas guerras y tantísimos testimonios directos de quienes estuvieron en las trincheras, recurrir en la comisión de Exteriores a leer novelas es paradójico. Pero al menos no acusó el parlamentario morado a su ministro de Exteriores socialista de estar queriendo invadir él Rusia. Si acaso de lo que sí le acusó, taimadamente, de estar bailándole el agua a los Estados Unidos.

La respuesta de Putin perjudicará a nuestras exportaciones

Anunciar, lo que se dice anunciar, lo que anunció anoche el ministro Albares es que da por hecho que si acaba habiendo sanciones comerciales duras a Rusia habrá también respuesta de Putin que perjudicará a nuestras exportaciones. Por eso, el ministro llama a las puertas de la Comisión Europea para ver cómo compensar.

Los gobiernos europeos aún hablan en condicional porque todo lo que están diciendo estos días tiene como destinatario último a Putin. A ver si da por aludido y afloja en la frontera. El viernes recibirá una llamada de Enmanuel Macron, que aspira a tener una conversación esclarecedora y franca (nunca mejor dicho) con el ruso. Y que es el único gobernante europeo al que Putin, según parece, coge el teléfono.

Se empañan las perspectivas económicas

Sólo faltaba una crisis militar internacional para terminar de empañar las perspectivas económicas. Que andan ya flojeando en todas partes, por ejemplo aquí, en España, por el encarecimiento de la energía y los problemas para el transporte de mercancías.

El Fondo Monetario Internacional se suma a los organismos internacionales, y a la Reserva Federal, y al Banco Central en la idea de que la inflación que hoy sufrimos no va a ser un fenómeno ni breve ni pasajero. Seguiremos con los precios disparados todo el año y eso hará perder velocidad a la recuperación económica.

Aquello de que la inflación era una cosa transitoria, teniendo en cuenta que llevamos así (y a peor) desde octubre, se ha convertido en una especie de mantra anticuado y desmentido por los hechos. Al que sigue abonada la ministra Montero.

Que no decaiga el entusiasmo gubernamental. La inflación es flor de un día, nuestro crecimiento es la envidia de Europa y el Gobierno de coalición está unido como una piña

Atención, Europa, atención, Europa. Dejen de sabotear los planes de nuestro presidente para conseguir que la inflación se rinda. Sánchez sabe lo que hay que hacer y Europa no le deja.

El Fondo Monetario Internacional avisa de que la recuperación flojea y recorta la previsión de crecimiento española. Pero el Gobierno echa mano del otro estribillo de ocasión y presume de que, con todo y con eso, seremos los que más crezcamos de Europa.

Para qué queremos más si estamos mejor que queremos. A ver, crecemos más que nadie porque venimos del pozo más hondo que sufrió nadie. Y porque Europa nos ha metido una inyección de dinero extraordinaria en atención, precisamente, a lo extraordinariamente mal que encajamos la embestida de la crisis pandémica.

Pero que no decaiga el entusiasmo gubernamental. La inflación es flor de un día, nuestro crecimiento es la envidia de Europa y el Gobierno de coalición está unido como una piña. Y Sánchez, a golpe de teléfono, va a resolvernos lo de Ucrania.