¿Para qué sirve una rueda de prensa del Consejo de Ministros? Sería una buena pregunta que hacerle a la portavoz del Consejo de Ministros, Pilar Alegría la próxima vez. O, mejor, ¿para qué no debería servir?
Para saber si lo que hizo Begoña Gómez es o no un delito habrá que esperar a que lo determinen los tribunales. Para saber para qué sirve la portavoz del Consejo de Ministros no hace falta esperar tanto. Basta con escuchar cómo Alegría habló ayer del dictamen de la Audiencia Provincial de Madrid sobre el caso de la mujer del presidente, imputada por corrupción y tráfico de influencias. Ayer la ministra portavoz salió a crear una realidad paralela del caso Begoña. Una irrealidad paralela.
La portavoz dijo que la Audiencia de Madrid considera que el caso Begoña es una investigación prospectiva, que cada vez está más cerca de que se archive, y que queda reducida al mínimo. Pues bien. Lo que ha pasado realmente es exactamente lo contrario. En realidad, la Audiencia indica que hay indicios para seguir la instrucción del Juez Peinado y que hay caso para rato.
Dice Rasmus Kleis, el director del Instituto Reuters, que a los políticos nunca les han gustado los periodistas. Solo que antes tenían que lidiar con ello y ahora rechazan entrevistas, conceden declaraciones sin preguntas o directamente atacan a los periodistas que los cuestionan. Recuerda también este experto que los grandes difusores de desinformación son los propios políticos.
Ayer tuvimos un excelente ejemplo de ello. La ministra portavoz, en el mejor de los casos, tergiversó el dictamen sobre el caso de la mujer del presidente en nombre del Gobierno. En el peor de los casos, mintió descaradamente. No sabemos cómo de grave es el caso Begoña. Para eso está la investigación en marcha. Pero que el Gobierno mienta descaradamente al hablar de la decisión de los jueces sí que es grave. Y eso ya lo sabemos seguro. Para eso sirvió ayer la rueda de prensa del Consejo de Ministros.
¿Moraleja?
Venga a quejarse de bulos en el caso Begoña, y es el Gobierno el que más lo emponzoña.