Lo que pase esta noche puede cambiar el futuro, al menos, el de la campaña electoral en Estados Unidos. Y cambiar las elecciones en EEUU es cambiar la historia. Esta noche es el debate entre Biden y Trump. Nunca en la historia se han enfrentado dos candidatos tan mayores: Biden de 81 y Trump de 78.
La edad lleva tiempo siendo uno de los ejes de la campaña a la Presidencia de Estados Unidos. Trump insinúa continuamente la incapacidad para el cargo del octogenario y es difícil acusar de edadista a un septuagenario que tampoco anda muy allá. Biden tampoco tiene fácil jugar la baza de la experiencia como hizo Reagan en aquel famoso debate del 84. Él tenía 70 y su rival demócrata, 50. Y el republicano zanjó las dudas sobre si era demasiado mayor para una reelección diciendo: "No quiero explotar con fines políticos la juventud y la inexperiencia de mi oponente". Pero Trump ni es joven ni inexperto.
Ganar un debate a menudo consiste en decir una frase lo suficientemente ingeniosa que llene las noticias mañana. Pero ambos candidatos se les conocen tantos lapsus en campaña que la duda es más bien quién meterá más la pata en esos 90 minutos en directo.
Las encuestas plantean que los votantes sienten bastante rechazo por ambos candidatos, pero Trump, de momento, va mejor. Así que el debate es posible que se centre, más que en seducir a los votantes con propuestas, en descalificar al contrario para generarles más rechazo todavía.
Es probable que Trump siga atacando a Biden por su edad y Biden a Trump por sus recientes condenas, pero los problemas con la justicia de Trump no afectan sus apoyos en las encuestas. Por eso cada vez más demócratas le piden a Biden que haga un discurso más simple y populista, atacando a los multimillonarios y las grandes empresas, en vez de centrarse en defender la democracia y el aborto. ¿Funciona atacar el populismo con más populismo? Esta noche lo veremos.
¿Moraleja?
Si el futuro depende del debate de hoy en Estados Unidos, la sensación es que estamos... perdidos.