LA BRÚJULA

La carta de Ónega a los reencuentros de Ayuso y Almeida y de Charlene y Alberto de Mónaco

Fernando Ónega dirige su carta, en "La Brújula" a la princesa, Charlene de Mónaco, quien ha vuelto al Principado junto al príncipe Alberto tras pasar ocho meses en Sudáfrica. También se dirige a la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Aysuo y al alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, tras su reencuentro en la Almudena en pleno conflicto por el poder

ondacero.es

Madrid | 09.11.2021 23:29

Y buenas noches a dos parejas que hoy fueron la atracción del mundo. Realmente no se parecen en nada. Respecto a las damas, una es rubia y la otra morena. Una parece muy alta y la otra no se distingue por su estatura. Una es deportista y la otra no ha destacado todavía en ninguna hazaña deportiva. Una nació en Zimbabue y la otra en Chamberí. Y una hace arrumacos con su marido, a la otra se le conoce compañía, pero o es muy discreta, o no hubo paparazzi que la cazaran.

Respecto a los caballeros, uno pertenece a la alta nobleza, el otro todavía no tiene escudo de armas. Uno lleva decenios de rentable presencia en el papel couché y el otro anda más bien en papeles oficiales. Uno nació en su principado, literalmente suyo, y el otro en Madrid, que también es suyo, pero no como dueño. Y uno tiene yates y una fantástica colección, todo un museo de coches, el otro, si navegó por el estanque del Retiro de Madrid, ha sido en barca de remo de alquiler.

Lo que une a ambas parejas es que llevan tiempo en los rumores de aquella esquina que cantaba la Pantoja y hoy dieron las fotos del día. Son, como habréis imaginado, Charlene y Alberto e Isabel y José Luis. Los primeros han dicho que siempre se han querido, pero los separó una enfermedad. Los segundos han dicho que se quieren como hermanos y parecían separados por la política.

Queridas Isabel y Charlene, José Luis y Alberto: les escribo justamente para celebrar su amor, que los cronistas llaman reencuentro. No saben la tranquilidad que nos dejan sus imágenes de cariño nunca roto. El mundo respira tranquilo porque, si hubo ruptura en Mónaco, el abrazo y los besos eliminan el desamor. España respira aliviada, porque la presidenta y el alcalde no se dan por enterados de lo que dicen los mentideros. Cosas de las malas lenguas, deben ser. Cosas de las ambiciones de otros, pueden ser. Ellos se quieren y sólo se vigilan a ver quién es más querido en las encuestas. No harán un hogar con niños, como los de Mónaco, pero la militancia sueña con verlos bajo el mismo techo del Partido Popular. Queridas parejas, todo esto ocurrió el día de la Almudena. Estoy por jubilar a San Valentín y proponer este día como el Día de los Enamorados y a la Almudena como Patrona del Amor.