TERRITORIO NEGRO

Todas las claves que llevaron a la detención del asesino del niño Mohamed

Luis Rendueles y Manu Marlasca nos cuentan en el Territorio negro de 'Julia en la onda' todos los detalles del mes de investigación de la Operación Loma, que ha llevado a la detención del asesino del niño Mohamed.

ondacero.es

Madrid | 23.01.2023 17:13

En el Territorio Negro, Luis Rendueles y Manu Marlasca nos hablan de la Operación Loma, la investigación del asesinato de un niño de 8 años del barrio ceutí de Loma Colmenar.

El pasado miércoles la Policía Nacional arrestó al presunto autor del crimen, un hombre también vecino de Ceuta que al parecer no tenía conexión con el entorno de la víctima. Hoy en su Territorio Negro, Luis Rendueles y Manu Marlasca –recién llegado de Ceuta– nos cuentan las claves que llevaron a esa detención.

Un mes de incertidumbre

La semana pasada, la Policía nacional puso fin a un mes de incertidumbre en un lugar tan sensible como la ciudad autónoma de Ceuta. Allí, el pasado 19 de diciembre se encontró el cuerpo sin vida de un niño de ocho años llamado Mohamed, vecino del barrio de Loma Colmenar, a escasos quinientos metros de la frontera del Tarajal.

Aquel hallazgo sirvió para que la Policía abriera la operación Loma, que cerró el pasado miércoles, con el arresto del presunto autor del crimen, un hombre de treinta y cuatro años, también vecino de Ceuta, que nada tenía que ver con el entorno de la víctima.

  • ¿Qué ocurrió el 18 de diciembre?

Empecemos por recordar lo ocurrido hace poco más de un mes en ese barrio ceutí de Loma Colmenar. Es domingo, 18 de diciembre.

Nos vamos hasta esa barriada de Ceuta, una zona en la que prácticamente el cien por cien de la población es musulmana. Está muy cerca del barrio del Príncipe, el más tristemente famoso de la ciudad, y a un paso del Taraja, el único paso fronterizo actualmente abierto entre Ceuta y Marruecos. La tarde del 18 de diciembre, en Loma Colmenar, como en casi cualquier parte del planeta, todo el mundo está pendiente de la televisión. Se está disputando la final del campeonato del mundo de fútbol, el Argentina-Francia.

Mohamed Abdesalam, un niño de ocho años que estudiaba tercero de primaria en el colegio Severo Ochoa, estaba viendo el partido con sus padres, pero en un momento determinado salió hacia una cancha cercana a su domicilio, donde unos vecinos jugaban al fútbol.

Él se quedó mirándolos, por la parte de fuera del campo, una pista de cemento multiusos. Allí lo encontró su hermano Wasimi, de dieciocho años, cuando regresó con su moto de entregar un pedido de comida a domicilio. Wasimi metió a su hermano en casa. Minutos después, Mohamed salió solo de su vivienda y casi detrás de él lo hizo su padre. Nadie volvió a ver al niño con vida. Pasadas unas horas, comenzaron a buscarlo. Ya era noche cerrada en Loma Colmenar y los padres denunciaron la desaparición inmediatamente en la comisaría de Policía.

  • En las primeras horas de la investigación, ¿la desaparición se trató como de alto riesgo?

Sí, desde el primero momento, tal y como se hace desde hace tiempo con todas las desapariciones de menores. El problema es que se perdió un tiempo precioso porque durante horas todos pensaron que Mohamed había salido de casa junto a su padre. Sólo cuando éste regresó solo se dieron cuenta de que el pequeño no estaba con él y saltaron las alarmas. Enseguida comprobaron que el niño había salido de casa con unas zapatillas que su familia le iba a regalar próximamente, pero él descubrió el escondite y su impaciencia de niño le llevó a estrenarlas antes de tiempo y salir con ellas a la calle.

Y con esas zapatillas nuevas puestas fue localizado a la mañana siguiente, ¿no es así?

No exactamente. El cuerpo sin vida de Mohamed es hallado en la mañana del 19 de diciembre por un policía nacional que participaba en las batidas organizadas para buscarle. El cadáver estaba en un terraplén con bastante pendiente, a unos 300 metros de su casa y a unos cien de la cancha donde le vieron la tarde anterior. El cuerpo está sin pantalones, que aparecen a pocos metros. El resto de las prendas están descolocadas y no tiene zapatillas ni calcetines.

El asesino o alguien que pasaba por allí se los ha llevado.

  • ¿Qué decía la escena del asesinato de Mohamed?

Es una escena extraña, propia de lo que los analistas pioneros, los primeros perfiladores del FBI, llamarían un asesino desorganizado. El criminal presumiblemente se ha llevado esos extraños trofeos (zapatillas y calcetines), pero ha dejado el resto de las prendas, aunque el pantalón no está al lado del cuerpo, sino algo apartado. Además, hay claros indicios de una motivación sexual (la ropa bajada y descolocada) y el arma del crimen es improvisada, no es algo que el asesino llevase encima, sino que seguramente lo coge del terreno donde estaba.

  • ¿Cómo muere Mohamed?

Una piedra. La autopsia revela que el asesino ha empleado una violencia muy por encima de la necesaria para acabar con la vida del niño. Está molido a golpes por todo el cuerpo y en la cabeza tiene uno mortal, asestado con un objeto romo, casi con seguridad una piedra.

El examen forense sí es claro y contundente en esta excesiva violencia, pero no puede determinar de forma clara si Mohamed sufrió una agresión sexual. Aún se está a la espera de pruebas complementarias para aclarar eso, que puede ser muy importante a la hora de fijar una condena. Es lo que va de los quince o los veinte años a la prisión permanente revisable.

Lo primero que hace la Policía es investigar el entorno de Mohamed: su familia, sus amigos...

Así es. Mohamed es el menor de cuatro hermanos, dos chicos y una chica. Su padre trabaja esporádicamente y la familia recibe ayudas de la administración para salir adelante. Los dos hermanos varones de Mohamed trabajan para Jalid, el propietario de un restaurante de comida rápida donde los dos reparten pedidos a domicilio. Así que la Policía se da cuenta enseguida de que el asesinato de Mohamed no parce responder a un ajuste de cuentas o a algo parecido que tenga que ver con las actividades de sus familiares. Los investigadores deciden poner el foco en la noche que ocurrieron los hechos.

Esa noche del 18 de diciembre que, recordemos, hay poca gente por la calle porque se está jugando la final del mundial, con su prórroga y sus penaltis.

Los investigadores de la Jefatura Superior de Policía de Ceuta intentan reconstruir con la mayor exactitud posible el paisaje humano que había esa noche en Loma Colmenar. Se toman huellas y se recogen vestigios de todos los coches que hay allí abandonados, de las botellas y las latas que están cerca del cuerpo del niño y también se toma declaración a una veintena de testigos para que digan quién o quiénes estaban allí esa tarde.

¿Las primeras pesquisas dan algún fruto?

Varios testigos hablan de un adulto que andaba esa tarde por el barrio manipulando y dejándose ver con una pistola de juguete.Es un tipo con las facultades mentales algo mermadas, pero la misma noche del 19 es citado en la comisaría de Ceuta, se le toma declaración y se le recogen muestras de ADN.

Él colabora en todo momento y cuenta lo que hizo la noche del crimen en un relato algo deslavazado, aunque eso sea seguramente fruto de que no está del todo en sus cabales. La policía comprueba gracias a sus grandes aliadas en esta investigación que lo que cuenta el hombre es verdad.

Las cámaras de videovigilancia públicas y privadas son las grandes aliadas en este caso. Los investigadores se dieron cuenta de lo importante que iban a ser desde el primer momento y trazaron varios círculos concéntricos alrededor de la zona del crimen y dentro de ellos buscaron todas las cámaras que hubiera, ya fuesen de tráfico, del cercano hospital universitario o de negocios privados de las inmediaciones. Esas cámaras mostraron al primer sospechoso en los lugares donde él dijo estar a la hora que dijo estar, lo que hacía imposible su participación en el crimen. Eso le hizo quedar descartado.

Entiendo, por lo que decís, que esas cámaras no graban el momento en el que el pequeño Mohamed es abordado por su asesino, porque si así hubiera sido, el crimen se habría solucionado mucho antes.

No hubo esa suerte. El terraplén donde estaba el cadáver y sus aledaños son una zona de sombra para las cámaras. Ninguna apunta directamente allí, ni siquiera las cercanas del hospital. Así que los investigadores de la Policía de Ceuta comenzaron un trabajo de vieja escuela, tan minucioso como agotador. En la Jefatura Superior no hubo días libres ni vacaciones para todos los que estaban envueltos en la operación Loma y eso que pillaron las navidades por medio.

Los agentes empezaron a revisar, una por una, lo que habían registrado unas cincuenta cámaras durante la tarde y la noche del 19 de diciembre. En total, 600 horas de grabaciones en las que los policías se dejaron los ojos y alguna cosa más.

Se combinaron varias líneas de investigación, que fue lo que acabó dando fruto. Se comprobó a todas las personas con antecedentes por delitos sexuales que residiesen en Ceuta, se revisaron los internos que habían sido recientemente excarcelados o que estaban de permiso ese fin de semana, se reconstruyeron las últimas semanas de vida de Mohamed en busca de algo que pudiese ayudar a encontrar a su asesino.

  • ¿Se barajaron sospechosos con nombres y apellidos?

Sí, al menos seis varones, algunos de ellos menores, estuvieron en el radar de los investigadores. Se miró, por ejemplo, con especial detenimiento, a un grupo de chicos que habían tenido una pelea con Mohamed días antes de su muerte.

También se investigó a un joven que salió de la ciudad poco después del crimen sin razones aparentes. Y mientras, se seguían mirando con detenimiento las imágenes de las cámaras para ver quién había entrado y salido del barrio a horas compatibles con el asesinato. Y de la combinación de buscar personas detenidas anteriormente por delitos sexuales y que apareciesen en las cámaras, a principios de la semana pasada saltó una coincidencia.

Es decir, alguien con antecedentes por delitos sexuales que estuvo en Loma Colmenar esa tarde noche…

Exacto. Y además que no es del barrio, sino de una barriada cercana, la de los Rosales, junto a la antigua prisión de Ceuta. Los Rosales está separado de Loma Colmenar precisamente por el cementerio musulmán donde está enterrado Mohamed.

De allí salió la noche del 18 de diciembre un hombre de treinta y cuatro años llamado Cristian. Las cámaras lo registraron entrando en la zona de Loma Colmenar y saliendo de allí. Las horas estaban en la horquilla en la que los investigadores creen que se produjo el crimen.

Y, además, decís, este Cristian tenía antecedentes por delitos sexuales.

Cristian fue detenido en el año 2013 y condenado posteriormente por un delito de robo con fuerza. Después, la Policía lo detuvo por una agresión sexual a un joven discapacitado, aunque ese procedimiento no acabó en una condena, probablemente porque la víctima o sus tutores no ratificaron la denuncia, pero al buscarlo en las bases de datos policiales constaba esa detención, lo que, junto a sus imágenes en el barrio, lo convirtió en el sospechoso más cualificado.

¿Quién es este sospechoso?

Cristian es el mediano de tres hermanos de una familia cristiana de Ceuta –con apellidos españoles–. Tiene cierto grado de discapacidad intelectual: ha jugado en equipos de fútbol de inclusión y ha tenido ayudas destinadas a ese colectivo.

En los últimos años ha trabajado en varias cosas, entre ellas la limpieza de distintos centros escolares y ahora se dedicaba a la venta de paquetes de folios para una empresa de papelería. Algunos lo recuerdan recorriendo la ciudad a bordo de su patinete y cargados con las resmas de papel.

Tras convertirse en candidato cualificado, como habéis dicho, es detenido.

El miércoles pasado, cuando se cumplía un mes del crimen, Crsitian fue arrestado al salir de su casa. Pocas horas después, hizo algo parecido a una confesión. Reconoció haber estado en Loma Colmenar la noche del 18 de diciembre y admitió haber estado con el pequeño Mohamed, aunque no confesó haberlo matado ni haber abusado de él. Dijo que Mohamed debió morir accidentalmente, porque él lo vio muerto.

Pero esto no tiene sentido porque el cadáver de Mohamed muestra una violencia que hizo descartar a la Policía desde el primer momento la hipótesis de una muerte accidental: el cuerpo, como hemos dicho, tiene muchos golpes, una agresividad innecesaria y excesiva. Y hay que esperara a más resultados forenses para saber si su asesino le agredió sexualmente o no, porque no hubo conclusiones claras en el primer informe.

¿Hay alguna prueba más que incrimine al detenido?

La Policía encontró en el registro de su domicilio las ropas con las que acudió a Loma Colmenar el pasado 18 de diciembre y con las que lo registraron las cámaras.

Los investigadores están pendientes, además, de recibir los análisis del ADN que había en las ropas y el cuerpo de Mohamed, por si coinciden con los de Cristian, lo que sería ya aún más definitivo. Lo cierto es que la jueza lo vio claro, porque envío a prisión al detenido apenas veinticuatro horas después de su detención.

Eso sí, ha tenido que ser trasladado a una cárcel de Cádiz porque en el centro penitenciario de Ceuta no se podía garantizar su seguridad.