EN JULIA EN LA ONDA

¿Cómo fue el servicio doméstico durante el franquismo?

Hablamos en Julia en la onda con la historiadora Edier de Dios Fernández, que ha analizado el trabajo doméstico durante el franquismo y la Transición. También con Pilar Gil y Merche Martín, que sirvieron en hogares desde muy jóvenes durante la dictadura. "Me di cuenta de que no solo había que estudiar el servicio doméstico en el franquismo y la Transición, sino el franquismo y la Transición a través de la perspectiva del servicio doméstico”, afirma la historiadora.

ondacero.es

Madrid | 22.10.2019 18:41

Pilar Gil, cofundadora de la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia, nació en Roa de Duero, un lugar donde se dice que las mujeres son tan bravas que llevan una “navaja en la liga”. “Ahora la llevamos en la lengua porque somos más listas, y es más cómodo, no tenemos que bajarnos los pantalones”, dice. Con quince años se marchó a Bilbao “a servir”. “En cinco horas pasé de ser libre a estar enjaulada”, nos explica, y añade: “aquel trabajo doméstico supuso esclavizarme”.

Marche Martín, que participó en los años 60 en las Juventudes Obreras Cristianas (JOC), nació en Fuentelapeña (Zamora), salió del colegio a los catorce años y comenzó a servir a los dieciséis. Tuvo que dejar “una etapa muy bonita” para irse a Bilbao. “Era pasar por la Estación del Norte y ver un tren marcharse y sentir que quería irme. El primer verano que volví a mi pueblo no quería volver a Bilbao”, cuenta.

Cuando dicen que una criada es “como parte de la familia”, es un bulo, aseguran. “Lo hacen para tenerte más agarrada”, opina Pilar Gil. Y apunta entre bromas: “cuando me lo dijeron, pregunté a qué universidad me iban a llevar: ¿a Deusto, a la Complutense?”.

“Los nombres son muy importantes para definir este trabajo. El nombre de mi tesis intenta resumir las etapas”, nos resume la historiadora sobre su trabajo ‘Sirvienta, empleada, trabajadora de hogar: Género, clase e identidad en el franquismo y la transición a través del servicio doméstico (1939-1995)’. “Este empleo está muy ligado a la mujer de clase trabajadora y no a la clase medio. La JOC fue la que empezó a emplear el término de ‘trabajadora del hogar’, ya no eran chachas, eran chachas profesionales. En principio era un nombre reivindicativo que intentaba dignificar el trabajo, pero lo que hacía era ocultar la realidad”, explica Eider de Dios.

Si alguien que ha estudiado medicina dice que es médico, yo también sigo siendo trabajadora de hogar porque he trabajado muchos más años y yo misma me doy a mí el título”, dice Gil. También espeta que está en grupo reivindicativo que se llama ‘Trabajadoras no domesticadas’. “Queremos acabar con el trabajo de interna”, zanja. Y Eider de Dios nos recuerda: “Sin ellas se pararía el mundo”.