James Rhodes se ha pasado por los micrófonos de 'Julia en la onda' donde ha hecho una reflexión sobre la sociedad. Según indica, "la vida es difícil, ahora más que nunca" y explica que su generación es la primera de la historia en la que se ha "empeorado el mundo para los siguientes".
"Hemos jodido el mundo para los adolescentes", matiza. Sin embargo, cree que "estamos más interesados en los rifirrafes del Congreso". Además, Rhodes se muestra muy contundente con los adultos que critican a los jóvenes: "¿Perdona? Es que mira, si tienes la suerte de ir a la universidad, después de esta, ¿tienes un piso? no. ¿Tienes un trabajo? no. ¿Ambiente? jodido. ¿Económicamente? jodido. ¿Socialmente? jodido. ¿Políticamente? jodido".
No quiero formar parte de esta sociedad
Por ello, el pianista alega que no quiere "formar parte de esta sociedad". "Y eso no significa que soy superrojo. Si quieres mejorar, donar, dar algo, etc. no significa que eres de izquierdas ni de derechas, eres un puto ser humano, coño", concluye.
En cuanto a la música, James Rhodes confiesa que desde muy joven, 7 ú 8 años escuchaba a Bach y a Chopin. "Cada una de estas piezas me tocaba el alma", comenta.
Asimismo, el pianista censura que haya tantas reglas para ir a los conciertos como saber dónde aplaudir o ir en traje, lo califica de "patrañas", porque "solo necesitas dos orejas" para poder disfrutarlo. "Vivimos en una época con un ritmo y una velocidad brutal, siempre conectados, siempre a tope y, para mí, un concierto es el último sitio en el mundo donde podemos escapar, sin publicidades, son las redes, sin todo este ruido externo, donde encontrar nuestro duende", dice en referencia a Lorca.
Aún así, Rhodes apunta que se siente "súpermimado con su público y achuchado", para los que practica entre 3 y 4 horas diarias. "El día en el que diga 'ya está, soy perfecto', voy a jubilarme", declara, pero sostiene que mantiene un nivel de exigencia muy alto y, por ejemplo "si hay una sola nota en un solo dedo con dos gramos más de lo que he querido, el concierto está estropeado".
La educación musical es un lujo, en lugar de ser un derecho fundamental
Además, James Rhodes confirma que actualmente, "si tu familia no tiene pasta no vas a aprender el piano, no vas a ver una orquesta en vivo y la educación musical es un lujo, en lugar de ser un derecho fundamental". Por lo que aboga por cambiarlo.
¿Qué le diría a su yo de 8 años?
Por su parte, indica cuál es el consejo que le daría a su yo de 8 años: "Aguanta con todas tus fuerzas porque va a llegar un día cuando vivas en España, con una calidad de vida más allá de cualquier calidad que puedas soñar".