Los oyentes nos cuentan cuáles son sus experiencias.
Belén nos habla de su hijo, que a los tres años ya sabía leer. Le resultó muy sorprendente porque aprendió solo, nadie le enseñó, ‘iba leyendo los carteles de las calles’.
Sonia nos cuenta que tiene una niña de cuatro años, hija única; su hija empezó a andar con diez meses, con dieciocho meses no llevaba pañal, empezó a hacer puzles de letras con menos de tres años y de ahí aprendió a leer los nombres de las cosas que veía por la calle.
Ángela tiene un nieto que nació prematuro, ‘demostró que fue un luchador tremendo’. Explica que a los tres años empezó a leer, a los nueve meses andaba solo, que hace siempre los deberes en la biblioteca y que le encantan las matemáticas. Ahora tiene ocho años y para su abuela es ‘un fuera de serie’.
Diego es tío de un niño que, con dos años toreaba con trapos de cocina en el salón; a los nueve años se puso delante de una vaquilla y ahora en julio debuta en la Maestranza como novillero.
Una oyente nos cuenta que su hijo es un calendario y una agenda andante, a los cuatro años se sabía todas las fechas de cumpleaños de la familia y si se le decía una fecha sabía qué día de la semana había sido.
Varios oyentes cuentan que a sus familiares, con habilidades prematuras, les gusta ver los programas de letras de la televisión (Cifras y Letras) o que se saben con menos de dos años las marcas de los coches.
Arancha tenía un alumno al que le daba clases particulares, siempre le veía comprando en el quiosco chucherías y dulces. Un día preocupada por su salud le preguntó por qué compraba tantas gominolas, su respuesta fue que para revenderlas en el recreo y sacarse un dinero.