Me encanta volver a visitar esta zona porque tiene mucho que ver y porque la comarca del Almanzora es de esos lugares que no han perdido su alma, que siguen teniendo una fortísima personalidad y en los que la historia se puede leer mirando el paisaje y recorriendo sus caminos, y como no ha sido invadido por el turismo, merece especialmente el viaje hasta aquí. Es una zona preciosa, en realidad lo son todos los territorios que acompañan al río Almanzora desde su nacimiento en la Sierra de los Filabres y en su bajada hacia el Mediterráneo y aunque es un río que no suele llevar mucha agua, cada gota es bien aprovechada y con esa idea han convertido el valle en un jardín que ahora está como nunca, verde hasta las cimas de los montes que encauzan el río. Está precioso, en un año especialmente rico en agua, el campo está maravilloso.

Si llegas al valle viniendo desde Granada por carretera entras en el valle desde lo más alto y puedes ver esas grandes masas de olivos y de almendros a los lados del camino, te encuentras con los pueblecitos encajados al pie de los montículos con los huertos situados entre las casas y el cauce del río. Es un paisaje formidable, vale la pena coger el coche ahora mismo y venir, como hemos hecho nosotros, antes de que suban las temperaturas y el valle pierda algo de verdor y el río parte del agua que ahora lleva. El Almanzora corre por el fondo de un paso natural, un camino entre la costa y el interior, y a pesar de su escasez, el agua es protagonista de un paisaje seco, pedregoso, mineral, que con agua bien administrada se llena de cultivos, fuentes, incluso lugares de aguas termales.

Un valle de pueblos encalados y con Historia
Los pueblos del valle son muy bonitos, hay mucho que ver en ellos y son muy numerosos. Una colección de pueblos preciosos, de casas encaladas, blancas, y con panoramas excelentes sobre el valle y las sierras que rodean el valle, como se puede comprobar en Olula del Río. Estamos en el norte de Almería, muy cerca de Granada, de la zona de Baza, y muy cerca de Murcia y de la costa del Levante de Almería. Se llega muy bien a esta colección de pueblos que acompañan al río, Zurgena, Arboleas, Albox, Cantoria, Fines, Olula, Macael, Purchena, Armuña, Tíjola, Serón y Alcóntar, donde nace el río en plena sierra de los Filabres, que pertenece al Sistema Penibético, como nos contaban en el colegio. El río tiene un recorrido corto, de unos 90 kilómetros, 60 en esta mancomunidad del Almanzora, pero es un camino natural entre la costa y el interior andaluz, por eso tiene tanta historia. Hay mucho yacimiento prehistórico, necrópolis megalíticas, restos de la cultura del Argar, o los petroglifos de Chercos, que se conocen como Piedras Labrás, igual que hay restos de los romanos, un acueducto en Albánchez, pero la historia más cercana y propia es la de los árabes que vivieron aquí más de cinco siglos, el nombre de Almanzora viene de Al-mansura, "la victoriosa" o "lugar de la victoria", ellos llenaron de castillos y fortalezas el valle, en Bacares, Sierro, o en Cantoria. Y en La Piedra Ver, en Olula del Río, se conserva el núcleo urbano musulmán… El nombre más conocido del Almanzora es el de los maravillosos mármoles de Macael, de prestigio mundial, desde el tiempo de los romanos eran muy apreciados, y también por los árabes, y luego ha sido muy valiosa la minería del hierro y de la plata, en el siglo XIX, cuando encontraron grandes riquezas incrustadas en el suelo de la comarca del Almanzora. Luego todo esto fue conquistado por los cristianos que dejaron también muchos monumentos y mucho patrimonio, sobre todo patrimonio religioso, con iglesias en todos los pueblos, alguna tan bonita como la de San Ginés, en Purchena, que es monumento histórico artístico, y el santuario de Nuestra Señora del Saliente, en Albox, de estilo barroco. Pero también la nobleza dejó sus palacios en la zona, como la casa del Marqués de la Romana en Cantoria. Pero aparte de algún edificio singular, lo mejor son los pueblos más pequeños, de casas de piedra, con paredes encaladas y tejados de pizarra, encaramados en las laderas, con vistas a esos paisaje tan bonitos, estupendos para pasear por las callecitas enrevesadas, y ahí se percibe el carácter antiguo de la zona, de los árabes que levantaron los pueblos y que plantaron las laderas con frutales, con almendros, con limoneros, esas casas cueva también, todo modesto y muy bonito, aunque también hay lujo, porque en Olula tienen las aceras de mármol de Macael y eso no lo puede decir todo el mundo, porque ese mármol está presente en la Alhambra de Granada, en la Mezquita de Córdoba y en el palacio de Medina Azahara, en el Teatro Romano de Mérida y también en El Escorial o en el Palacio Real de Madrid… Mármol blanco de Macael, pero también hay que acordarse del mármol amarillo de Purchena.

De Macael al mundo, el mármol blanco, y de Olula del Río, la cultura
Hay mucho que conocer sobre el mármol en la zona de Macael. Es una seña de identidad que ahora podemos conocer, porque hay un Centro de Interpretación del Mármol de Macael, pero también podemos hacer el Sendero del Mármol, la ruta de los Miradores de las canteras, o participar en una visita organizada a una fábrica o a un taller de escultura o de artesanía, además de que el pueblo es muy agradable. El Valle del Almanzora ha sido siempre tierra de gente muy trabajadora, porque hacer un vergel junto al desierto exige mucho trabajo, esfuerzo y también inteligencia y habilidad, porque también ha habido mucha artesanía, de cerámica, de latón, de esparto tejido, de cosas que te puedes llevar a casa para no olvidar el viaje… pero ahora tenemos buenos museos también, como Centro de Fotografía Pérez Siquier o el que tiene al lado, el Museo Casa Ibáñez, que es un museo excepcional por el lugar en el que está, en el corazón del valle del Almanzora, y también por su contenido, dedicado al arte figurativo contemporáneo y a los artistas realistas de los siglos XIX y XX, y a la obra de su titular, de Andrés García Ibáñez, autor también del edificio, y que en su pintura es puro realismo, con una obra extensa, y que es el promotor y propietario de la mayor parte de la colección del museo, que incluye muchas obras suyas, pero también muestra una colección impresionante de autores importantísimos que son difíciles de ver en un museo local. Sólo por este museo valdría la pena llegar a Olula del Río. El museo tiene obras que van desde las más antiguas, las de Goya, hasta hoy mismo, pasando por Sorolla, los Madrazo (Federico, Raimundo y Ricardo), Benlliure, Zuloaga, Mateo Inurria, Benjamín Palencia, Pinazo, muchos nombres cercanos incluyendo Alfonso Fraile y Antonio López, entre otros, muchos de ellos artistas almerienses del siglo XX, como Ginés Parra, Federico Castellón, Jesús de Perceval, Capuleto, Pedro Gilabert y Carlos Pérez Siquier… Es muy interesante el museo porque es atípico, durante el último siglo se ha valorado más el informalismo que el realismo, pero el realismo ha seguido existiendo y produciendo obras magníficas, algunas de las cuales están en el museo Casa Ibáñez.

De Serón al infinito
Otro lugar importante en el valle es Serón. En la ladera norte de la Sierra de los Filabres, en posición dominante, Serón fue uno de los lugares elegidos por los nazaríes en el siglo XIII para instalar una fortaleza que aún se ve, coronando un pueblo que baja por las laderas que se abren como un manto de casas blancas a los pies del castillo. Desde arriba, desde la fortaleza, que tiene un mirador precioso, se domina el paisaje de la Sierra de los Filabres, una sierra de gran importancia por su minería. Serón tiene un pasado de la industria de la minería del hierro en el siglo XX lleno de interés que se puede ver en el poblado de Las Menas. Y como está alto y el aire es limpio, tiene un planetario y un espacio dedicado al astroturismo. En este Valle del Almanzora hay muchas cosas de interés como para venir hasta aquí, pero, para mí, por encima de todo, destacaría que es una tierra con alma, con personalidad y que mantiene una forma de vida tranquila, hospitalaria y muy fácil de disfrutar, sin agobios ni prisas, ideal para perderse en el mejor sentido de la palabra.