Pero Brasil no es el único posible refugio. Las Vegas entra en escena como otro enclave clave. Allí, Kelly Anglés —hermana del fugitivo— se establece en los años 2000 vinculada a actividades sospechosas y rodeada de personas relacionadas con el crimen organizado. La hipótesis de que Anglés pudo reconstruir su identidad en EE. UU. toma fuerza, aunque las pruebas siguen siendo insuficientes. La familia, antaño marginada, ahora aparece con negocios en expansión y una situación económica llamativamente transformada.
Mientras tanto, en Irlanda, un periodista especializado en desaparecidos sigue otra pista: la posibilidad de que Antonio Anglés muriera ahogado tras escapar del City of Plymouth. Dos cuerpos sin identificar hallados en la costa de Dublín podrían guardar la clave del misterio. Se ha iniciado un cotejo de ADN entre restos conservados desde los 90 y el perfil genético de Anglés. ¿Está enterrado en un cementerio irlandés sin que nadie lo sepa? ¿O logró desaparecer para siempre? La historia puede estar más cerca de un desenlace… o del principio de otra fuga.
