SEGÚN LOS EXPERTOS

Un 10% de las embarazadas experimentan la ralentización o el cese del crecimiento del bebé en el útero

El crecimiento intrauterino restringido, una condición en la que el crecimiento del bebé se ralentiza o cesa en el útero, afecta en diferentes grados a entre un 8 y un 10 por ciento de las embarazadas, han puesto de relevancia expertos del Hospital Quirónsalud San José (Madrid).

ondacero.es

Madrid | 25.01.2019 13:14

Imagen de archivo de una mujer embarazada
Imagen de archivo de una mujer embarazada | Agencia EFE

Un bebé con crecimiento intrauterino restringido es aquel que está debajo del percentil tres para esa edad gestacional. La especialista del servicio de Obstretricia y Ginecología del centro sanitario, la doctora Vanesa Núñez, ha alertado de que "deben diferenciarse los fetos pequeños para la edad gestacional" de quellos cuyo crecimiento está por debajo del percentil 10 pero es superior al percentil 3 para esa edad gestacional y que no tienen ningún problema".

"Posiblemente sean bebés normales para la talla y el peso de sus progenitores. No obstante, a estos fetos pequeños para edad gestacional se les hace también un seguimiento estrecho de crecimiento por si en su evolución acabaran desarrollando un crecimiento intrauterino restringido", ha indicado la doctora Núñez.

La causa más común de un crecimiento intrauterino restringido es un problema en el rendimiento de la placenta, el tejido que transporta el alimento y el oxígeno al bebé. Pueden ocurrir por factores maternos o fetales.

La edad de la madre, si es menor de 16 o mayor de 35, un bajo nivel socioeconócimo, períodos de menos de seis meses entre dos gestaciones, el consumo de tabaco, alcohol o drogas, el uso de determinada medicación por parte de la madre, enfermedades maternas como el asma, hipertensión arterial, diabetes previa a la gestación, enfermedades renales, preeclampsia, o la presencia de infecciones en la madre, como toxoplasmosis o citomegalovirus, son los factores maternos más destacados.

Por su parte, en cuanto a las razones fetales, se encuentran anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down, síndromes genéticos complejos, anomalías congénitas, como cardíacas, neurológicas o abdominales, casos de gestación múltple, infecciones congénitas, como la malaria, el VIH o la sífilis o enfermedades metabólicas.

La prueba principal que establece el diagnóstico es la ecografía. Las medidas realizadas permiten calcular un peso fetal estimado y, en función de unas tablas ajustadas según el sexo y la población a la que pertenece, ya que no es lo mismo el peso de un niño africano que caucásico, por ejemplo, permite establecer en qué percentil de crecimiento está el bebé.

El diagnóstico se completa con un estudio Doppler, que se hace durante la misma ecografía y permite estudiar el funcionamiento de la placenta y, de manera indirecta, el grado de oxigenación del bebé.