La operación se ha saldado con la detención de 23 personas en Gran Canaria y 8 en Tenerife, ingresando en prisión 28 de ellas, y la incautación de tres toneladas de hachís, más de 100.000 euros en efectivo, dos embarcaciones de recreo, varios vehículos de alta gama y gran cantidad de efectos relacionados con la actividad delictiva.
La investigación, desarrollada bajo la dirección del Juzgado de Instrucción Número 1 de Las Palmas de Gran Canaria, ha conseguido desmantelar una violenta organización que no dudaba en emplear medidas coercitivas para demostrar su capacidad. De hecho, uno de sus miembros se encuentra en prisión por el homicidio con arma de fuego cometido en de agosto de 2017 en el Polígono de San Cristóbal.
Los arrestados conformaban un grupo criminal dedicado a la introducción de importantes cargamentos de hachís procedentes de las costas de Marruecos y a su distribución entre las islas. Para ello utilizaban el sistema de envíos por grupaje en empresas de paquetería que, a diario, se despachan entre islas donde camuflaban los cargamentos de droga.
La organización, liderada por un histórico narco canario que ejercía un férreo control, estaba estructurada para alijar con seguridad en diferentes puntos del litoral y distribuir posteriormente el hachís.
La investigación comenzó en junio de 2017, cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de un grupo criminal dedicado al tráfico de hachís en Canarias. Tras varias gestiones se pudo constatar que se trataba de un entramado dedicado a la importación de droga desde Marruecos utilizando embarcaciones neumáticas. Liderados por un histórico narco canario, introducían importantes cargamentos -se estima que unas 10 toneladas al año- gracias a una clara y férrea estructura que les permitía alijar la droga con seguridad y rapidez.
Posteriormente transportaban la droga entre las islas, utilizando el sistema de envíos por grupaje en empresas de paquetería donde camuflaban los cargamentos de droga entre la diferente mercancía que diariamente se despacha interinsularmente. Para ello se servían de un equipo de personas con funciones definidas y que se encargaban de preparar los envíos y de recogerlos en destino.
Tras varias gestiones, los agentes detectaron la próxima llegada de una embarcación al puerto pesquero de San Cristóbal, en Gran Canaria, y procedieron a su interceptación durante la madrugada. Los agentes intervinieron los 1.500 kilos de droga que transportaban y detuvieron a 17 personas en pleno proceso de descarga. La intervención policial fue complicada debido al elaborado sistema que la organización ponía en marcha en los alijos, pues cortaban las calles del barrio y extraían los fardos en apenas cinco minutos dificultando la reacción policial.
Igualmente fue abortada otra descarga de hachís, esta vez en el puerto de Garachico, en Tenerife, interviniendo 500 kilos de estupefaciente que transportaban ocultos en compartimentos de la embarcación y arrestando a tres individuos. Además, en otra intervención fueron localizados otros 400 kilos de hachís previos a su despacho en la capital tinerfeña.
Tras ello, los agentes centraron la investigación en la distribución entre islas de la droga una vez ya alijado en costas canarias. Los investigados camuflaban la droga entre la mercancía que se despacha diariamente y, una vez en su punto de destino, era trasladada por carretera en furgonetas de alquiler utilizando vehículos lanzadera para alertar de una posible presencia policial.
Los policías arrestaron a cuatro individuos mientras trasladaban por carretera trece fardos de hachís con un peso aproximado de 500 kilos. Los detenidos no dudaron en embestir a los vehículos policiales, llegando a herir a uno de los policías actuantes, hasta que se logró su interceptación.
Por último, los agentes detuvieron a varios miembros dedicados a la distribución de la droga a los escalones inferiores del grupo criminal. Gracias al mandamiento judicial se realizaron numerosos registros domiciliarios y se localizó una gran cantidad de dinero en efectivo y sustancia estupefaciente.