¿Por qué algunas personas con una exposición similar al covid se infectan y otras no? ¿Y por qué algunas personas desarrollan la enfermedad y otras no? Esta pregunta que se hace desde la aparición del coronavirus, no tiene respuesta clara. Sin embargo, un nuevo estudio ha dado una clave hasta ahora desconocida.
La presencia en sangre de contaminantes químicos se asocian con un mayor riesgo de infección y enfermedad por COVID-19 , como revela un estudio el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital de Mar),que ha sido publicado en la revista Enviromental Research.
"Lo que demuestra nuestro estudio es que algunos contaminantes ambientales aumentan el riesgo de infección y el riesgo de desarrollar la enfermedad" , afirma Miquel Porta, investigador del IMIM-Hospital de Mar y uno de los principales autores del estudio. Y añaden otros factores que amplían el riesgo, como el tabaquismo, la edad, el nivel educativo, la densidad de personas en el hogar o la exposición al virus en el transporte público o en el trabajo.
Para elaborar el estudio, los científicos han analizado muestras de sangre de 154 personas sanas, recogidas en 2016. Observaron que las que tenían niveles más altos de contaminantes orgánicos y elementos químicos tenían mayor riesgo de infectarse y desarrollar la enfermedad. El riesgo de desarrollar COVID-19 se asoció con los derivados del DDT (DDD y DDE), así como con el plomo, el talio, el rutenio, el tantalio, el benzofluoranteno y el manganeso. Los altos niveles de talio, rutenio, plomo y oro se asociaron con un mayor riesgo de infección, mientras que los altos niveles de hierro y selenio se asociaron con un menor riesgo.
"Un hallazgo muy importante del estudio es que identifica mezclas de hasta cinco sustancias de diferentes grupos químicos que aumentan el riesgo de infección y enfermedad" , añade Gemma Moncunill , investigadora de ISGlobal y última autora del estudio.
Los contaminantes pueden llegar a nuestros cuerpos por múltiples vías, desde dispositivos electrónicos hasta los alimentos utilizados en la cría intensiva de animales. Por tanto, dicen los autores, "si se confirma que las asociaciones encontradas son causales, podemos controlar los riesgos con las políticas adecuadas".