La comparecencia de Santos Cerdán en el Senado dejó una escena llamativa. El que fue número tres del PSOE, hombre de absoluta confianza de Pedro Sánchez y depositario de los muchos secretos del partido, se sentó ante los senadores sin saludos ni compañía de nadie del que fue su partido.
En Ferraz habían deslizado que serían duros con Cerdán, pero la realidad fue completamente distinta. No hubo ni una sola pregunta desde los senadores socialistas. Solo Alfonso Gil tomó la palabra para lanzar un reproche ético, bien medido. Un aviso calibrado desde Moncloa, con el objetivo de evitar daños mayores.
Gil expresó que no iba a hacer reproches penales (eso le corresponde a los tribunales), pero sí un reproche ético por las situaciones que, entre otras cosas, tenían a Cerdán sentado en esa comisión.
Pero Cerdán cambió el pulso. A la crítica ética del PSOE, el compareciente respondió con una frase que suena a advertencia: "Pregúntese si está usted en condiciones de hacerme a mí un reproche ético". La única figura socialista que defendió el exsecretario de Organización es, curiosamente, la de Leire Díez. Cuando la senadora de UPN se refirió a ella como 'la fontanera', pidió que se refiriera a ella por su nombre,
En Moncloa insisten en que no se sienten intimidados, que no hay nada que pueda usar contra ellos y que no han cometido delito alguno. Cerdán utilizó tanto sus palabras como sus silencios para marcar distancia y generar inquietud.
Las preguntas sin responder
Aunque anunció que se acogería a su derecho a no declarar, Cerdán sí contestó algunas preguntas, siempre cuando le convenía. Negó pertenecer a la trama, negó pruebas que la UCO da por ciertas y negó cualquier vínculo con Servinabar. En cambio, mantuvo un silencio absoluto en asuntos como el de Zapatero y Plus Ultra, el porcentaje de las presuntas mordidas, el pago de su piso en Madrid, la supuesta reunión de él y Sánchez con Arnaldo Otegi o las cuentas en el extranjero
En total, cerca de 200 preguntas sin contestar. Una cifra que alimenta las sospechas de la oposición y que ponen el foco en los juzgados, donde sí estará obligado a aclararlas.
El contraste con su primera comparecencia hace año y medio
El contraste con su comparecencia del 30 de abril de 2024 no puede ser mayor. Entonces llegó como número tres del PSOE, respaldado y defendido. Incluso admitió haber presionado a Ábalos para entregar el acta de diputado, justificándose en la firmeza del partido ante cualquier indicio de corrupción.
Esta vez, en cambio, llegó solo. Y lo primero que dejó caer fue un dardo directo a Ferraz: "Mejor solo que mal acompañado".

