La vivienda, como mínimo, tendrá 35 metros cuadrados para una ocupación habitual de dos personas. Además, deberán tener al menos 4 metros cuadrados de terraza. Los espacios exteriores de hasta 10 m2 dejan de computar en términos de edificabilidad. El decreto también plantea que estos puedan sustituirse, cuando el planeamiento lo permita, por un mirador cerrado de las mismas dimensiones o, incluso que se pueda prescindir de ellos. "Pero en este último caso y en línea con la relevancia que la norma proporciona a la implantación de terrazas y balcones, se deberá incrementar el espacio de estar de la vivienda en al menos 8m2, una superficie que será computable a todos los efectos", ha explicado el consejero Iñaki Arriola.
El decreto regula cuestiones como el número de aseos. A partir de tres dormitorios es obligatorio un segundo aseo. También fija la superficie mínima de estancias comunes como la cocina, el comedor o la sala de estar que van incrementándose en función del número de habitaciones existentes. En este sentido, la dimensión mínima de la cocina se establece en 7 metros cuadrados, los mismos que se exigían ya para las de las viviendas de protección oficial, mientras que la de los aseos se sitúa en 3,5 metros cuadrados.
Perspectiva de género
La redacción del decreto incorpora la perspectiva de género al diseño de los edificios y viviendas. Por ejemplo, evitando recovecos y ángulos ciegos que creen inseguridad, e integrando al máximo el espacio estar-comedor-cocina, con el fin de que las tareas del hogar sean visibles y puedan ser compartidas por el conjunto de la unidad familiar.
El consejero Arriola ha defendido que el decreto supone un salto de la vivienda actual a la vivienda versátil. "La finalidad es que el diseño de los espacios tenga en cuenta los cambios que pueden darse en las circunstancias vitales de los habitantes de la vivienda; entre ellos, el envejecimiento y la dependencia".