OPINIÓN | El maestro infiltrado

Docentes sin vacaciones, verano sin docentes

José Francisco Michelli y Santiago Soriano ofrecen recomendaciones basadas en evidencias para proyectar el próximo curso, fortalecer las relaciones entre docentes y desconectar para recargar pilas

ondacero.es

Elche | 26.06.2018 10:10

El periodista José Francisco Michelli -a la izquierda- y el docente Santiago Soriano
El periodista José Francisco Michelli -a la izquierda- y el docente Santiago Soriano | Onda Cero Elche

Las clases han terminado, para el alumnado. A los docentes les queda un mes por delante para organizar el próximo curso y deben asistir a los coles e institutos abrigados con los treintaitantos grados del verano. Luego, ya podrán pensar en desconectarse y soñar con visitar lugares remotos e inhóspitos, disfrutar del sol en alguna playa o vivir unos días de verdadero escape.

Entretanto, toca preocuparse de temas más terrenales. Para quienes aspiran a una plaza por primera vez o son interinos, les toca presentarse a las oposiciones después de un año en el que han debido compaginar el impartir clases con recibirlas en alguna academia, para aprenderse bien los 29 temas de la oposición, preparar los supuestos prácticos y una buena programación que les garantice un futuro laboral en estos tiempos de precariedad.

Por otra parte, tenemos a quienes ya tienen una plaza y deben usar este tiempo para decorar el aula y elaborar la programación del próximo curso. Suena sencillo, pero para el profesorado comprometido con su labor, que es la gran mayoría, siempre quedan cosas por mejorar. Una amiga llamada María, dice que su claustro ha decidido programar actividades competenciales para el curso 2018-2019, que es algo así como producir su propio libro para cada asignatura.

Los equipos directivos no van a ser menos y el uno de julio muchos centros estrenan nuevos directores, jefes de estudio y secretarios. Deben preparar la memoria del centro, las becas de comedor, las matrículas y actualizar documentos como el Proyecto Educativo de Centro, entre otros. Enumerado así, parece un asunto fácil, pero no debe escaparse ningún detalle porque al llegar septiembre, todo debe estar preparado para iniciar el curso sin contratiempos.

Entonces, el verano de los docentes implica seguir ocupados pensando en el próximo curso, por un lado, e intentar hacer una pausa, por el otro. En el artículo “A simple summer playbook” firmado por Bari Walsh, publicado recientemente en la revista Usable Knowledge de la Universidad de Harvard, se le recomienda al profesorado hacer un balance del año, relajarse adrede y recargar las pilas intencionalmente.

Hacer un balance del año. Este mensaje va dirigido, sobre todo, a quienes dirigen centros educativos. Pamela Mason, directora de cursos de verano de la Facultad de Educación de Harvard, dice que los equipos directivos deberían reflexionar sobre los éxitos y fracasos del curso que acaba, mirar en qué lugar se encuentran ahora y hacia dónde quieren que se dirija el colegio. Este proceso puede resumirse en reflexionar, aprender y crecer.

Nosotros añadiríamos que es muy importante pensar en temas como la transparencia en la toma de decisiones y la gestión de los recursos humanos y materiales de los centros. La calidad democrática de un centro puede medirse por el tipo de relaciones que se reproducen en las interacciones entre el alumnado, el profesorado y las familias. “El diálogo no impone, no manipula, no domestica, no esloganiza”, de acuerdo al pedagogo Paulo Freire.

El segundo punto es relajarse adrede. Vicky Jacobs, directora del Programa de Formación Docente en la Escuela de Graduados de la Universidad de Harvard, apunta que “gran parte de la vida de un maestro consiste en tratar de satisfacer necesidades, cumplir con las expectativas y ser responsable”. Por ello, el verano debería ser un tiempo para hacer cosas que realmente te gustan a nivel personal, “un momento para recuperar lo que queremos hacer, no lo que tenemos que hacer”.

Por último, hay que recargar las pilas intencionadamente. Si el mes de julio toca planificar y organizar el curso siguiente, lo mejor sería trabajar con compañeros para sacar adelante la faena.

No es lo mismo hacer una programación en solitario, que de manera compartida con el paralelo o paralela de curso, pero también participar en proyectos conjuntos con el resto de docentes del centro. Para plantear estos objetivos comunes es clave el liderazgo del equipo directivo.