Fernando Robres

Cuando no existían las carnicerías porque la gente criaba y mataba animales para el autoconsumo, su abuelo tenía taberna-carnicería en Mosqueruela. Fernando Robres, que creció en la filosofía slow sin saber ni siquiera la profundidad del concepto, descubre un buen día que su ganado vacuno sigue un proceso de cría que cumple ya con todos los requisitos de la certificación de carne ecológica, por lo que inicia los trámites para conseguirla. Su carne de vacuno es la única en toda la Comunidad Valenciana con esta certificación que es además posible gracias al matadero de Benasal, también certificado dentro de los parámetros medioambientales.

Pero ¿qué tiene una carne ecológica que no tenga una carne convencional? Más bien deberíamos reformular…¿qué no tiene una carne ecológica? porque la carne convencional tiene de todo vacunas, hormonas, medicamentos que favorecen la retención de líquidos, alimentación con piensos a base de harinas prefabricadas y mucha vida dentro del establo, muchas veces sin ver el sol.

Fernando Robres, que además de tener ganadería propia, 100 cabezas, la mayoría de las reses con nombre propio, tiene la santa paciencia de realizar cada primavera y otoño la trashumancia por cañadas reales desde Vistabella a Mosqueruela y Linares y viceversa en otoño. Sus carnes están altamente valoradas en varios restaurantes de la provincia que se precian de tenerlas, y también por la clientela de su carnicería en la calle Peñíscola de Castellón. Un romántico apasionado de los animales y del medioambiente que anima a otros ganaderos de a Comunidad Valenciana a seguir sus pasos. Por este proyecto que ha nacido desde el corazón, Fernando Robres recibirá el Premio Onda Cero 2016 del Medioambiente, patrocinado por Lexus, en el Auditorio de Castellón.