Magia

Tertulia mágica con dos grandes magos de Ibiza

Ibiza quiere consolidarse como un referente cultural también desde el ilusionismo.

Agustín Prades

Illes Balears |

Así lo han defendido los magos Paco Araque y Mac Albert (Albert) durante una tertulia en Más de Uno Ibiza y Formentera, donde han repasado el presente del sector, el impacto de internet y el auge de festivales como Avy Kadabra, que busca convertirse en un sello de calidad para el público.

Uno de los ejes de la conversación fue el balance del último fin de semana de festival, descrito como un encuentro de “nivel Champions League” por el propio programa. Albert, implicado en la organización, admitió que el ritmo de trabajo impide “disfrutar” del evento hasta días después, cuando llega el retorno del público: “Llenamos el teatro, la gente contenta… y todo el mundo pregunta: ‘¿y qué vas a hacer el año que viene?’”. A la vez, subrayó la dificultad logística de cuadrar agendas internacionales y los riesgos externos, desde vuelos y barcos hasta la meteorología.

En esa apuesta por la excelencia, Albert explicó que su objetivo es que Eivicadabra sea una “marca de garantía”, capaz de atraer a espectadores más allá de los nombres famosos: “Que la gente sepa que cualquier mago que viene con Eivicadabra… va a gustar, aunque no te suene”. Como ejemplo, citó el impacto de números recientes con artistas poco conocidos para el gran público, pero con altísimo reconocimiento profesional.

La entrevista también se detuvo en el efecto de la era digital sobre la magia. Los invitados coincidieron en que la red tiene una cara útil —facilita ver tendencias y artistas de todo el mundo—, pero también una consecuencia negativa directa: el riesgo de grabaciones, plagio y pérdida del “factor asombro”. En este sentido, recordaron que muchos artistas piden explícitamente que no se graben actuaciones, porque “un vídeo colgado en redes puede llevar a plagio” y porque detrás de cada número hay años de trabajo.

Paco Araque aportó su visión desde el oficio y la creación: “La magia es muy cara, tanto en tiempo como en dedicación”, destacando que cinco minutos de rutina pueden implicar incontables horas de ensayo. Además, defendió que el guion es clave para que el público se sumerja en la experiencia: “Contar historias” ayuda a que el espectador piense en lo que ve, no en cómo se hace.

Otro asunto relevante fue el público infantil y el cambio de hábitos. Albert señaló que la atención se ha acortado por la dinámica de consumo rápido: “Lo que antes requería un juego de 3 o 4 minutos, en 1 minuto y medio lo tienes que tener”, comparándolo con la lógica de los vídeos cortos. Aun así, defendió que la clave es educativa: crear cultura de teatro y respeto a la experiencia en vivo, algo que ejemplificó con iniciativas locales para introducir a los más pequeños en el hábito de asistir a funciones.

En cuanto al futuro del ilusionismo, los magos coincidieron en que la evolución no depende solo del presupuesto ni de grandes aparatos, sino de la capacidad artística de defender un número: “A un buen mago le das mal material y te hace un gran show”. En esa línea, Albert diferenció magia y espectáculo y citó el fenómeno de Antonio Díaz, El Mago Pop, como ejemplo de showman capaz de generar listas de espera a años vista.

La conversación dejó también pinceladas personales: Araque se definió como amante de la cartomagia y, especialmente, del mentalismo, mientras que Albert reivindicó su vertiente de artista “multiherramienta” y su ritmo profesional como autónomo. Ambos cerraron con agenda navideña, con Albert anunciando actuaciones familiares en distintos puntos de la isla y propuestas vinculadas a la “magia de la Navidad”.

Con todo, el mensaje final fue claro: Ibiza quiere crecer “paso a paso” en el mapa del ilusionismo. “No quiero correr cuando todavía no sé caminar bien”, resumió Albert, insistiendo en que el objetivo es elevar el nivel y situar a la isla como un destino cultural donde el asombro también tiene escenario.