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Cómo cocinamos los alimentos importa

Una investigación de la Universidad de Oviedo y el Instituto de productos lácteos de Asturias ha constatado que la forma en la que cocinamos los alimentos afecta a nuestra salud intestinal. Recomiendan no abusar de la cocina a alta temperatura, cocinar en exceso o aplicar ahumados porque favorecer la aparición de Xenobióticos (sustancias que ingerimos pero que son ajenas al organismo) peligrosos.

Guillermo Figueroa

Gijón |

Este tipo de consecuencias relacionadas con el cocinado acaban afectando a nuestro intestino porque se trata de sustancias que pasan a las heces y, por tanto, pasan por el intestino. Y están relacionadas con efectos malignos, incluso con el cáncer colorrectal, nos explica Sonia González Solares, catedrática del departamento de biología funcional de UniOvi. Aunque, como en todo, siempre dependerá de la cantidad de veces y de un conjunto de hábitos. Es decir, este tipo de cocinados no pueden formar parte de nuestra dieta habitual.

Sonia pone ejemplos. Una barbacoa (sobre todo las que están cerradas) o una parrilla favorecen la aparición de esas sustancias a evitar. Tampoco es buena idea echar el aceite del cocinado por encima de los alimentos o quemar una tostada. La recomendación que nos hace es cocinar a temperaturas más bajas, desechar el aceite si echa humo y asegurarse que los alimentos quedan bien cocinados pero no en exceso (evitar esos dorados que muchas veces se buscan).

Como pauta general, nos emplaza a tener en cuenta que primero debemos pensar lo que comemos y en segundo lugar cómo lo cocinamos.

En este proyecto en el que ha colaborado la Universidad de Helsinki y el HUCA, está incluido el desarrollo de una plataforma web que nos ayude a entender si estamos cocinando bien (o sano). Actualmente está en pruebas y en un futuro la idea es abrirla al público general.