Era lo que parecía. Los ojos de todos hicieron esta vez una buena fotografía de la Semana Santa marbellí. Y subrayamos: marbellí. Porque también la pasada festividad ha mostrado o demostrado que la ciudad va por su cuenta, pero por el buen camino. Mejor ocupación que la prevista y mejor que la del resto de la provincia y la comarca.
Con calidad, además de cantidad, que parece ser el objetivo de la ciudad o al menos del Ayuntamiento; al cuantos más mejor releva ahora la exclusividad. Claro que para que esa imagen de la ciudad se consolide es necesario mantenerla todo el año.
Y ahí está lo complicado, pero posible en el caso de Marbella según cuentan en el área de Turismo, gracias al segmento de los congresos, ése que hasta hace nada sonaba muy rimbombante pero nada realista y que ahora empieza a asentarse. Reuniones y conferencias que se autoalimentan provocando más eventos a su vez y que atraen a turistas poco habituales como los canadienses.