El FC Barcelona y el Atlético de Madrid han empatado este miércoles en el Camp Nou (1-1), en la quinta jornada de LaLiga Santander, en un duelo en el que los blaugranas fueron superiores sobre todo en cuanto a vocación y presencia ofensiva pero en el que acabaron cediendo un empate por un inoportuno resbalón que fue un reflejo de lo sucedido, y además se retiraron por molestias Sergio Busquets y Leo Messi, que dio el susto.
Un partido reñido y cerrado como los que suele proponer el Atlético de Madrid al Barça. Pese a tener armas para poder llevar el partido, el 'Cholo' Simeone optó de nuevo por ir a buscar petróleo con lo mínimo, renunciando a todo ataque que no llegue a balón parado o en jugada aislada de contragolpe, y el Barça cayó en la trampa pese a que dispuso de muchas más acciones y ocasiones que Oblak se encargó de desbaratar, siendo el mejor de los suyos.
Un resbalón en todo regla birló al Barça el triunfo y la oportunidad de aprovechar el tropiezo del Real Madrid ante el Villarreal en el Santiago Bernabéu. Y es que Mascherano se fue al suelo en contra de su voluntad y Correa, recién entrado, encaró y batió a Ter Stegen. Y ahí el Atlético se replegó, todavía puso más pegamento y cinta de embalaje a su cerrada defensa y convirtió en utopía el intento de victoria del Barça, huérfano ya de un Leo Messi que se fue con molestias en el pubis.
El partido acabó con el Barça volcado, pero sin acierto ni clarividencia ante Oblak. Un guión parecido al de la primera parte, en la que salvo dos jugadas puntuales del Atlético el Barça tuvo el balón. El equipo blaugrana no dudo en ir en busca de la portería rival si bien se atascaba ante la maraña defensiva colchonera. Con paciencia, moviendo la bola, bajando a Messi a la zona de creación y cambiando rápido de banda intentó desmontar a los de Simeone, pero sin Messi todo quedó en manos de Iniesta y de Neymar, que no tuvieron premio.
Sin precipitación, sabiendo que quedaban minutos por delante y que el objetivo era encontrar una brecha en la zaga visitante sin dar lugar a las contras, el Barça tocó y tocó, con un control casi absoluto, pero siendo vertical. Así, chutó hasta ocho veces en la primera parte a portería, obligando a Oblak a estar atento y correcto para mantener su portería a cero, algo que logró hasta el minuto 41, cuando poco pudo hacer, y prolongó de nuevo hasta el final, haciendo de su meta un cerrojo inquebrantable.
El Barça solo abrió una vez el candado, y lo hizo de la forma más inesperada; a balón parado. La estrategia, que fue variada, sirvió para engañar al Atlético. El Barça apretaba y pese a que el Atlético estaba muy cómodo un córner picado en corto lo cambió todo. Un centro preciso de Andrés Iniesta para Ivan Rakitic, que entró solo en un error insólito de los colchoneros, acabó en un meridiano remate de cabeza del croata para batir a Oblak. Pero el Barça perdió de nuevo la llave.
No se fundieron ahí las ideas de los de Luis Enrique, que presionaron bien arriba para evitar que el Atlético saliera cómodo al contragolpe. Cortando muchos balones nada más perderlos, estando ahí claves Rakitic, Busquets o Piqué, ello permitió además montar algún ataque rápido. La mejor forma para evitar el frontón en el que se convirtió, por voluntad del Atlético, el partido. Y antes del descanso Messi tuvo en sus botas el posible 2-0, pero su disparo dio en un rival y Oblak atajó el balón.