“Si sonríes, todo es más fácil”. Es la forma en la que Ricky, en plena madurez deportiva pese a sus escasos 21 años, afronta el momento más delicado de su trayectoria, más difícil incluso que cuando en 2010 se culpó de la bofetada del Mundial de Turquía o cuando se le criticó por su mala puntería en el lanzamiento exterior. Aquello lo ha ido superando a base de tesón y autoestima y me lleva a pensar que ese aprendizaje, a base de injustas bofetadas, le sirve de referencia para recuperarse de la lesión.
Rotura del ligamento anterior cruzado y del colateral de la rodilla izquierda. Suena tan grave como es en realidad. El ligamento cruzado es el más importante estabilizador de la rodilla. La “señorita” de la rodilla, como lo llaman algunos médicos, impedirá a Ricky Rubio acudir a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 pero no frenará la progresión de uno de los mayores talentos de nuestro baloncesto. Pensarás, si eres de los que ven la botella medio vacía, que ya no volverá a ser el mismo. Y quizás no te falte parte de razón. No será igual, cierto, saldrá reforzado en aspectos mentales y no tiene porqué afectar a su juego éste traspiés.
No es Ricky un jugador físicamente explosivo, como sí lo era Raúl López por ejemplo, y sí un base imaginativo y con una visión del baloncesto única. El tiempo de recuperación, entre 6 y 9 meses, le servirá a Ricky no sólo para recuperarse de la rodilla. Su principal objetivo es ese pero sin descuidar otros aspectos en los que incidir. Te preguntarás: ¿cómo puede mejorar en otros aspectos con la rodilla maltrecha?
Recuerdo una frase de José Manuel Beirán, medalla de plata en los JJOO de Los Ángeles 1984 y Psicólogo del Deporte, que me ha quedado marcada: “lo importante en las lesiones graves es sentir que no pierdes el tiempo”. Me dijo esas palabras al hablar sobre la lesión de Amaya Valdemoro (fracturadas las dos muñecas) y es extensible al momento que vive Ricky. Cerca o más de 200 días son muchos días y habrá momentos en los que Ricky no vea la luz al final del túnel. Eso le provocará cierto o mucho estrés en el que habrá que trabajar y, por ello, será necesario que Ricky piense en aquellas cuestiones que puede mejorar aun sin poder hacer esfuerzo físico que implique a la rodilla. De esa manera, se minimizará el efecto negativo del estrés y Ricky verá cómo todo el tiempo en el que está sin competir no es en vano.
En un párrafo no se puede simplificar algo tan complejo como es la recuperación, tanto a nivel físico como mental, de Ricky Rubio pero sí sirve para hacernos una idea del difuso proceso que le espera. “Si sonríes, todo es más fácil”, dice Ricky. Es un buen comienzo ante una bofetada en toda regla pues estaba en el mejor momento de su corta carrera. No es el fin, ni tan siquiera un punto y aparte, sino un punto y seguido en su historia. Para gloria suya y de nuestro baloncesto.