Xavier Estrada Fernández arbitró su último encuentro el pasado viernes en el estadio Ciudad de Valencia con el Levante - Cádiz. En el final del partido, jugadores de ambos equipos decidieron espontáneamente hacerle un pasillo y ovacionarle: "La despedida fue muy emotiva. Ni en el mejor de mis sueños podía imaginar que los dos clubes decidieran hacer ese gesto con jugadores y técnicos"
"Me comporto igual dentro del terreno de juego como fuera. Si es verdad que la gente solo nos conoce a través de una pantalla y dentro del campo. Hago mi rol dentro del campo como jugadores y entrenadores", habla sobre esa coraza que parece que tienen los árbitros.
Lo deja tras un año muy complicado: "Ha sido un año muy difícil, siempre he pensado que ojalá el último partido pudiera despedirme con aficionados y arropado por la familia".
"El fútbol amateur tiene el problema para el árbitro que tiene poca experiencia y que no hay asistentes. No hay seguridad y sí, se pasa miedo. Hay compañeros que con 14 años van a arbitrar", reflexiona sobre los jóvenes colegiados que empiezan.
En cuanto a anécdotas que cuente a sus hijos en el arbitraje: "A nivel familiar no me gusta mucho influenciar a mis hijos por el hecho de ser árbitro. Pero bueno, claro que hay anécdotas. Mi hijo me ha comentado que no entiende por qué me insultan desde la grada".
Y sobre las famosas manos. Asegura que es más sencillo de lo que parece. "Nunca vas a tener la certeza absoluta pero por tu experiencia te decantas. Hoy la mano de la final del Villarreal, la he visto y he pensado que no es mano, pero entiendo que cada uno tiene su interpretación".