Exhausto, sentado en una acera, rodeado de bombonas de oxígeno, sin fuerzas para levantar la cabeza después de días en los que el descanso no ha sido reparador para él. Exprimiendo el sudor de uno de sus calcetines.
La imagen de este bombero de Jaén es la de la desolación. Podemos ver fotos similares de los profesionales que están trabajando a esta hora en otros muchos puntos de Extremadura, Castilla y León, Galicia, la propia Andalucía.
Los bomberos del Ayuntamiento de Jaén acompañaban esta imagen con un texto: “Contentos por no lamentar daños personales, aunque sentimos enormemente no haber podido minimizar aún más los daños materiales y poder salvar bienes importantísimos para tantas familias. Os aseguramos que nos hemos exprimimos hasta quedar exhaustos y lo volveremos a hacer cuando vuelva a sonar la alarma, porque volverá a sonar desgraciadamente”.
Los bomberos hablan de las víctimas de este incendio, pero conviene no olvidar que como resultado final -da igual la localización del fuego- los propios bomberos y nosotros también lo somos.