En Atapuerca se han hallado los huesos de la cara de uno de los primeros homínidos que colonizaron Europa. Sería el primer europeo más antiguo encontrado hasta ahora.
Hace 1.400.000 años se paseaba por el continente sin saber que sus huesos van a obligar a cambiar el Libro de la Evolución Humana, muchas ideas que teníamos acerca del ser humano o qué fue antes y qué fue después. Ayer lo aseguraba así mismo Juan Luis Arsuaga.
Un inmenso descubrimiento que nos ayuda a entender cómo llegamos hasta aquí en contraste con lo difícil que resulta vislumbrar cómo llegaremos a la vuelta de la esquina.
Dedicarse a hacer predicciones, previsiones, vaticinios, pronósticos, ya no es un buen negocio en uno de los periodos más inciertos de las últimas décadas.
Una de las cosas más llamativas es que este individuo descubierto en Atapuerta no es muy distinto a nosotros. Podría pasearse por la Calle Sierpes de Sevilla, la Gran Vía de Madrid o el Paseo de Gracia de Barcelona y su fisionomía no llamaría la atención.
Aquí lo más inquietante es que no hace falta ser Arsuaga -y basta con mirar a nuestro alrededor- para comprobar que muchas de las más importantes decisiones que tomamos siguen respondiendo a los mismos impulsos de aquel homínido que se paseaba por Europa hace 1.400.000 años.