Su trayectoria profesional se puede calificar de carrera de éxito. Nació en Argentina, pero creció en Marbella y en la Universidad de Málaga cursó Ingeniería Informática, una de esas carreras denominadas entonces como "el trabajo del futuro". De programadora en 'Emergencias Sanitarias de Andalucía' al 'Lawrence Berkeley National Laboratory' de San Francisco (USA). Y allí sigue pero ahora como directora de Ciberseguridad de la multinacional Google.
¿Puede suceder un gran apagón?
Se llama Soledad Antelada y considera que a nivel de Internet "es muy difícil" que se produzca un ataque masivo de "forma global", aunque sí se podría producir algún apagón por sectores.
"Internet es una red de computación no centralizada. Por países, diferentes empresas dan acceso a Internet a través de diferentes dispositivos. Si se está pensando en atacar algo de forma tan masiva, hay que atacar muchos puntos a la vez y es demasiado de abarcar", afirma.
Considera que llevamos muchos años a la cola en ciberseguridad, que no estaba nada presente. Ella lleva 11 años en este campo y cuando empezó ni siquiera se hablaba de ciberseguridad. Lo considera "una prioridad": "Cada vez más empresas y gobiernos se suben a este barco".
Brecha de género en la ciberseguridad
Impulsora de la organización 'Girls can hack', una de sus frases más conocidas es 'Si el sistema no funciona, rómpelo por algún lado'. Se refiere a la brecha de género en la ciberseguridad, un campo "emocionante" que es mayoritariamente masculino, pero en el que las mujeres podrían tener mucho más protagonismo.
"Ahora hay más mujeres, pero todavía queda mucho para llegar a una paridad. El sistema que hay de que siempre se contraten hombres, no funciona y parece que no se puede avanzar cuando no es así. Mis equipos han tenido el 50% de paridad", asegura. "La inclusión no cuesta tanto. Solo hay que querer".
Retos para el próximo año
Afirma que para ella, la principal preocupación es la "cantidad de datos que hay por Internet", el denominado 'Internet de las cosas', algo que cada vez va aumentando más y más porque no sólo tenemos Internet en el móvil, sino también en el coche, el termostato o la nevera.
"Todo eso genera tráfico en red que hay que monitorear de alguna forma para que no se hackee y que nadie intente usarlo de una forma maliciosa", comenta.