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Mentiras y verdades sobre la luna, 53 años después de pisarla

Esta semana se ha celebrado el 53 aniversario de la llegada de los humanos a la Luna. De esa primera pisada sobre la superficie de nuestro satélite. Más de medio siglo después de aquel acontecimiento, lejos de haber servido para deshacer leyendas y bulos, hay para quien las misiones Apolo son una excusa para inventar otros mitos

ondacero.es

Madrid | 24.07.2022 10:05

Tras la semana pasada de luna llena, podríamos preguntar a la audiencia si se han sentido especiales, raros, alterados… por el plenilunio. Y estoy casi seguro de que buena parte de ella pensará que sí. Que le afecta. Por supuesto, hay un componente cultural y de sugestión. Las leyendas de los licántropos se remontan a los antiguos griegos, con su rey Liaón a la cabeza. Pero la ciencia no ha encontrado un sólo hombre-lobo que despierte su pilosidad con el plenilunio. Tampoco hay más asesinatos o agresiones en las noches de luna llena.

Al menos, hoy. En el pasado, puede que hubiera malhechores que aprovechasen la luz de la Luna para cometer asaltos en medio del campo. Pero, por la misma razón, podrían aprovechar la luna nueva en otros sitios para no ser vistos. Una revisión de 2006 de más de 10.000 registros médicos de EEUU ya dejó claro que no existe relación entre la luna llena y el número de visitas a urgencias por problemas psiquiátricos o del estado de ánimo. Es cierto que hay algún estudio, no masivo, que ha encontrado cierta relación con estados algo más alterados los días posteriores a las noches de luna llena.

Pero en personas a las que les afecta la luz. Esto ocurre entre quienes se acuestan sin persiana y expuestos a la iluminación lunar. Parece que duermen peor esos días. Pero en un mundo en que nos hemos adaptado a la iluminación artificial, el impacto es limitado. Algún estudio, una vez más, pequeño, ha encontrado que nos puede bajar algo la tensión la fase de luna llena o luna nueva, como si nuestra sangre tuviese mareas. Pero, vamos, en una proporción muy discreta. Y, como digo, no sólo en luna llena.

Lo de las mareas es una verdad a medias. Desde luego, sin la Luna no existirían las mareas tal y como las conocemos. La gravedad de nuestro satélite es capaz de atraer las masas oceánicas en cooperación con la del Sol. La Tierra y la Luna no están quietas en el espacio y la inercia juega un papel también en estos procesos. La atracción no sólo se produce en la cara de la Tierra que en ese momento apunte a la Luna. También se eleva en el contrario. Y su poder es mayor si están alineados el Sol, la Tierra y la Luna.

Pero el sistema oceánico es complejo, la repercusión gravitacional en las costas ni es inmediata ni igual en cada sitio del planeta. O sea, no es la atracción gravitatoria de la Luna y el Sol por sí misma quien provoca las mareas. Es la pequeña diferencia entre cómo esos astros atraen a las diferentes partes del océano lo que da lugar a las fuerzas de marea.

Si no hubiese luna difícilmente estaríamos aquí, para empezar. Su influencia gravitatoria es fundamental. Si no saliese nunca más la Luna, un montón de especies se verían afectadas, porque sí dependen de su luz para sincronizar sus ciclos y viajes. Pero lo más grave vendría del lado de las mareas. El eje de rotación se volvería loco. Seríamos una peonza cabeceando a lo bestia, casi tumbándose. El giro de la Tierra sería seguramente más rápido y, con ello, cambiaría todo el clima.

¿Hay mas nacimientos cuando hay luna llena? No. Aunque muchos médicos y matronas piensan lo contrario. Un equipo del Mountain Area Health Education Center de Asheville publicó en 2005 los resultados del, quizás, seguimiento más completo jamás hecho al respecto: más de 560.000 nacimientos durante 62 ciclos lunares.

Los nacimientos aumentan en los días laborables por la mañana. Principalmente, porque es la hora en la que se practican más cesáreas programadas. En cuanto a los partos inducidos, es la primera hora de la tarde cuando se produce el pico. Así que hay más partos en días laborables y, básicamente, cuando lo deciden los equipos hospitalarios. No hay más partos naturales, tampoco, cuando hay luna llena.

Tampoco se ha demostrado relación alguna entre los ciclos lunares y menstruales. La gravedad lunar es incapaz –por fortuna– de tirar de nuestros fluidos corporales u hormonales. Y matemáticamente tiene una explicación: la Luna tarda 29,5 días en completar una vuelta alrededor de la Tierra. El ciclo menstrual es, en teoría, de 28 días. Siempre habrá un momento en que coincidan aproximada o precisamente. Durante unos meses se dará una relativa coincidencia hasta que se vuelvan a desacompasar. Eso no quiere decir que no haya mujeres con una regularidad de 29 días y coincida plenamente con la de la Luna, concluyen en este estudio.